martes, 12 de marzo de 2019

En mi clase hay magia


                  Autora: Ana Delia Miranda Rodríguez
          

1.- ¡Las cosas de Daniel!

 Daniel es un chico avispado, inquieto,  con ganas de  disfrutar con los amigos; alguien con el que es imposible aburrirse;  con él tienes la oportunidad perfecta para correr aventuras y pasar una tarde de sábado jugando en la calle No es lo que se dice un pedazo de estudiante pero es capaz de aprobar y de sacar adelante su curso.  Extrovertido, un poco desobediente y  un buen amigo. Un amigo de esos que es difícil encontrar; de los que no dicen tus secretos y del que uno se puede fiar cuando hacemos alguna trastada en el cole. En definitiva, un buen chico.

Acaba de llegar a casa después de un largo día. A regañadientes va a ducharse porque mamá le ha dicho que se bañe y se ponga el pijama para después cenar. Y ahí lo tenemos :  duchadito en su cuarto poniéndose el pijama.

-       Daniel-: ¡Ya voy mamá! ¡No puedo darme más prisa!.

Daniel, mientras se viste, enciende la Tablet. Quiere ver si mamá le deja cenar con ella y se la lleva a la cocina.

-       Mamá :  ¡Deja la Tablet en tu cuarto y ven a cenar!

Su madre ha sido contundente. No quiere la Tablet en la cena. Así que nuestro amigo la deja encendida  encima de su cama pensando que después de cenar jugará un rato.

Mamá durante la cena le pregunta que tal ha ido hoy el cole y si ha terminado todos los deberes. Daniel le dice que sí y cena tranquilo pensando que su Tablet está sobre la cama.


 Papá llega del trabajo .Saluda a mamá y a Daniel y pregunta de nuevo la eterna pregunta:

-       Papá:” ¿Qué tal Dani? ¿Has hecho los deberes?”

Parece que están todos empeñados en lo mismo. “¿Es que los mayores no tienen otro tema más interesante para hablar con sus hijos?”-Piensa Daniel mientras termina de cenar.

-       Daniel:¡Terminé ¡ ¡Me voy a jugar un rato con la Tablet!

-       Papá: ¡ De eso nada monada! Es muy tarde y debes dormir! Mañana hay que ir al cole y no puedes rendir muerto de sueño.

Mientras Daniel se lavaba los dientes papá fue a su habitación. Cogió la Tablet que aunque con la pantalla apagada estaba encendida y la puso sobre la mesita de estudio de Daniel.

Daniel llegó a su cuarto y creyendo que papá había apagado la Tablet pensó que  papá tenía razón: Había sido un día lago y duro y debía descansar. Mañana tenía a la vista un control de mate y debía estar despejado así que se metió en la cama, dio un besote a su padre y se dispuso a dormir. Papá  cerró la puerta de su cuarto para que el ruido de la tele dejara descansar a su hijo y Daniel buscó la postura más cómoda para dormir.

Fue entonces, en el silencio y en la penumbra de su habitación cuando algo sucedió. La Tablet que estaba sobre su mesita  escritorio se encendió. Daniel se dijo: - “¡Vaya! Papá no la apagó! -Se bajó de la cama, fue hacia su mesa y entonces … la Tablet se iluminó y en la pantalla apareció un gran mensaje con grandes letras:  “ No tengas miedo. Quiero conocerte… No te has dado cuenta pero quiero que sepas que en tu clase HAY MAGIA.  Ahora es tarde pero mañana… después de cenar te estaré esperando.  Cuando vengas, pincha  en  la varita mágica que te dejo en la pantalla… Sólo cuando tu pinches, funcionará y no debes pasarte de la hora indicada, si llegas más tarde no podrás comenzar la aventura. Estoy deseando que me conozcas. Buenas noches. WEBBY.

                         2.- ¿Y ahora qué?

Daniel no salía de su asombro. No solía ser miedoso pero tenía que reconocer que aquello le daba un poco de miedo. ¿Y si se lo contaba a mamá? Casi abre la puerta de su cuarto pero pensó: “Mamá no me creería y además papá me regañaría por coger la Tablet.

Así que intentó calmarse y esperar hasta la noche siguiente.

Pero…nada…era imposible dormir sin darle vueltas a la cabeza… ¿ Una Varita mágica? ¿Webby? ¿magia?... “¿Será una broma de papá?”” ¿Alguien me querrá tomar el pelo?” “¿Será esto una trastada de algún gracioso de mi clase?”- Se preguntaba Dani sin poder dormir.
     Ya se consideraba un niño mayor como para creer semejantes tonterías pero el reloj de su mesita marcaba  las tres de la madrugada y él seguía sin pegar ojo. Así que se levantó y encendió la Tablet . Sin más pinchó en la varita mágica pero… nada…no ocurrió lo que él esperaba. Entonces se dijo: “- Será cuestión de dormir. Mañana, control de matemáticas y si no lo saco seguro que me desaparecen la tablet.” Se acostó y se durmió.

A la mañana siguiente su madre vino a despertarlo  como cada mañana pero Daniel ya estaba despierto. Mamá se sorprendió porque siempre se hacía el remolón. Dani se levantó rápidamente y en un plis plás ya estaba desyunando.

Mamá preguntó: “¿Qué pasa hoy que estás tan diligente?”.

-“Nada mamá” –contestó Daniel -“ …que estoy deseando ir al cole y hacer el control. He estudiado mucho y espero un sobresaliente ; es a primera hora y no quiero llegar tarde”

Mamá pensó: -“¡ Responsable se está volviendo mi niño! “

Pero… lo que no se imaginaba mamá es que la prisa por llegar al cole tenía otra explicación: Daniel quería contar lo que le había pasado a su mejor amiga.

-“¡Seguro que Silvia me ayudará a resolver este enigma!- pensaba Daniel.  -“Para que me crea me llevaré conmigo la tablet”-

Y sin que mamá se diera cuenta, Daniel metió la Tablet en su mochila.

Llegó al cole y se despidió de mamá. Silvia estaba jugando con sus amigas y Daniel la llamó.

Daniel: - “Tengo algo que contarte; algo que no puedes decir a nadie hasta que averigüe que es lo que realmente me está sucediendo.”

Silvia no salía de su asombro. La cosa pintaba interesante y ella prometió guardar el secreto. Tocó el timbre y se fueron a clase. Eran las 9.00 h.
La clase de Daniel era una clase con encanto. La profe siempre se esmeraba por tener el aula decorada y normalmente el alumnado se sentaba en grupo.  Solía ser agradable con ellos; era alguien a quien le gustaba enseñar; alguien que se preocupaba de que en la clase hubiese buen ambiente,  todos se ayudaran y la que luchaba porque el respeto a todos fuera la asignatura más importante. No había cosa que más enfadara a la profe que las faltas de respeto a compañeros y profesores. Con ella, habían hecho un  sinfín de proyectos interesantes…la clase era un gran equipo…pero magia…y tablets que se encendieran solas… imposible que fuera ella la artífice de aquella historia. Así que Daniel rechazó la idea de que la profe tuviese algo que ver.
        
    Después de los buenos días comenzó el control de matemáticas. Daniel lo hizo sin problema.
Silvia pidió ir al baño y Daniel aprovechó e hizo lo mismo. En  un descuido de la seño sacó la Tablet al pasillo con el propósito de enseñarle a Silvia aquel icono mágico que se encontraba en medio de la pantalla: La varita mágica.

 Ya estaban en ello. La Tablet estaba encendida. De pronto, alguien, ( como suele suceder en el cole cuando quieres hacer algo y que nadie se entere), Pedro, el bocazas de turno, los vio y dijo con voz de pito que rompía los oídos: “-¿Qué hacen con la Tablet en el pasillo?”

El director, que pasaba… preguntó lo mismo y en un segundo, en un sólo segundo, Daniel vio que su Tablet descansaba sobre la mesa del dire.

Silvia y Dani se fueron a la clase.

-“¿Qué voy a hacer ahora?”- Pensaba Daniel, mientras Silvia pedía permiso para entrar en clase.

-“¡ Esta noche!, necesito la Tablet para esta noche! y ...¿Cómo le digo a mamá que mi Tablet está en el despacho del dire?"

Silvia escribió una nota y la hizo pasar a Daniel: - “Tengo un plan para recuperar tu Tablet”. Nos vemos en el recreo.

 Por fin llegó el recreo y Silvia con sus amigas estaba dispuesta a recuperar la Tablet de Dani. Quedaron en el huerto del cole y trazaron un plan: Silvia, Martina y Ainara irían a hablar con el director. Le dirían que  están muy preocupadas porque Dani lo pasará muy mal si llega a casa sin la Tablet. Defenderán que Daniel no tuvo la culpa sino que Silvia insistió en sacarla de clase y que Daniel se dejó llevar.

Así lo hicieron. Era la primera vez que pasaba algo así . Silvia no acostumbraba a meterse en problemas y el director, después de una regañina devolvió la Tablet a Daniel que respiró tranquilo.
Todos estaban en el patio y de camino a la clase Daniel dijo a Silvia: 

Daniel: - "¡Me has salvado de una buena! ¡Vente! ¡ En la clase encendemos la Tablet y verás  la varita mágica!"
Los dos amigos entraron en el aula. No había nadie. Todos andaban en el recreo. Daniel encendió la Tablet. Silvia esperaba impaciente. La Tablet se encendió. Miraron la pantalla pero...la Varita mágica había desaparecido.
."¡Te prometo que no te engaño!"- dijo Daniel a Silvia. "¡Estaba ahí!"
       -                            ". ¿Y para esto he pasado una regañina del director? ¡Dani! ¡Seguro que lo soñaste!"-                            dijo Silvia.
                          El timbre sonó y aquel silbato inconfundible que nos recordaba que había que volver a
 la fila.


3.- ¡Un nuevo encuentro!

          La jornada escolar terminó y nuestro amigo regresó a casa. Cuando mamá le abrió la puerta le hizo la esperada pregunta: - “¿Qué tal el cole? ¿Y el control?”

Dani traía el control con un 9 por lo que fue estupendo para entretener a mamá y poner disimuladamente la Tablet en su sitio.

              Al rato llegó papá y felicitó a Daniel. No sólo por su nueve en matemáticas sino porque había hecho los deberes, se había duchado y puesto el pijama sin hacerse el remolón de siempre.

          Mamá le dijo a papá: -“¡ Se está haciendo mayor! ” y papá sonrió  con esa sonrisa de complicidad y orgullo que ponen los padres al comprobar que ha valido la pena repetir tantas veces lo mismo.

      Llegó la cena y mientras cenaban, solamente una cosa rondaba por la cabecita de Dani.
 ¿Lo adivinas?. SU TABLET 
    Pronto llegaría la hora indicada por Webby  pero varios sentimientos y preguntas se agolpaban en su interior : ¿Miedo? ¿Incertidumbre? ¿Y si la varita no aparecía más? ¿Y si no averiguaba nada? ¿Qué pasaría esa noche? ¿Conocería a Webby?¿y qué quiso decir Webby cuando escribió que en su clase había magia? Muchas preguntas sin respuestas. Daniel acabó de cenar y después de lavarse los dientes dijo: -“ Estoy muy cansado, me quiero acostar” ¡Buenas noches!


Papá y mamá se sorprendieron pero no le dieron importancia. Dani se fue a la cama y papá lo arropó comprobando que su estado de salud estaba correcto y al rato mamá llegó a su cuarto y tras un abrazo y un beso cerró la puerta del cuarto.
 
Daniel escuchó el silencio y desde la cama podía ver la Tablet sobre su escritorio. Estaba apagada. Quería encenderla pero le daba un poco de respeto hacerlo. La miraba como si sospechase que en cualquier momento sucedería algo.
-“¿Dónde estaría la varita?”- Se preguntaba. –“¿La enciendo?” “¿Y si viene mamá?. ¡Mejor será esperar!”.
Pasó un buen rato. De pronto y como por arte de magia la Tablet se encendió sola. Dani saltó de la cama y la cogió. Un nuevo mensaje había aparecido:
-“¡Me estás dando mucho trabajito amigo! ¡Vas con retraso! ¿No sabes pinchar sobre la varita?
¡Te estoy esperando! Cuando entres debes pasar dos pantallas y allí te encontrarás conmigo. Saluditos. WEBBY”.

-“¡LA VARITA MÁGICA!”- Dijo Daniel.
              La varita había vuelto y esta vez Daniel no estaba dispuesto a dejarla escapar.

Así que cogió la Tablet y se la llevó a la cama y bajo las sábanas pinchó en el icono.


De pronto entró en una realidad virtual; una especie de laberinto lleno de puertas que se abrían y se cerraban. Tenía que ser inteligente y tomar la opción adecuada. Unas puertas daban paso y otras en cambio lo cortaban; algunas tenían rostros amigables y otras por el contrario caras desagradables.


        Daniel estaba acostumbrado a jugar y pasó sin problema al segundo nivel. Ahora debía conseguir pasar la segunda pantalla. Después de unos minutos de juego lo lograba.

Pasaba de nivel y su corazón latía fuertemente porque sabía que tras esa pantalla Webby estaría esperando.


-“¡Menos mal que has llegado! ¡Empezaba a creer que no lo lograrías!”- dijo una voz con autoridad  pero a la vez amigable. Y allí, se encontraba un pequeño ratón con talante simpático y desenfadado; un ratón tan real que parecía salirse de la pantalla. Era tan auténtico que se acomodó  sobre el escritorio.

Daniel se quedó perplejo, sin palabras y el ratoncillo vestido con aire punky y cazadora de cuero, con sus orejas redondas y ojillos inteligentes lo miraba intrigado esperando que el niño articulara palabra.

-“¿Te has quedado mudo?”- preguntó el ratoncillo rompiendo el silencio.

-“¡No, no! – dijo Dani.-“¡Es que eres tan real!”

-“ ¡Tan real como tú!”- dijo el roedor. “Me presentaré, ya que tú estás hoy de pocas palabras”. Me llamo Webby y soy el ratón de la Web. Viajo constantemente a través de internet y gracias a las ondas telemagnéticas y a la fibra óptica puedo estar en cualquier parte del mundo incluida tu casa o tu clase.

Daniel estaba entusiasmado. Que suerte tenía de conocer a Webby. Un poco más repuesto pudo preguntar: -“¿Y cuál es tu misión? ¿Qué quieres de mi? “

-“ ¡Estupendo! ¡Ya vas hablando!”- dijo Webby. “Quiero que tú y tus amigos de clase me ayuden en una misión importante. Quiero que todos descubran que en tu clase HAY MAGIA.”

-“¿Magia?- pregunto Daniel. “Llevo tres cursos en la misma clase y te puedo asegurar que es una clase como cualquier otra. ¡De magia nada!.

-“ ¡Te equivocas!”- dijo el ratón. Quiero que me ayudes a demostrarte y a demostrar a todos que tu clase es especial, que en tu clase hay magia. ¿Te apuntas a esta misión?”

       
  Y Webby continuó: “Mañana en el recreo volverás a hablar con Silvia. Ella no te creerá después de lo que hoy ha pasado en el cole pero le dirás que por la noche deje su Tablet sobre su mesa, cerquita de su cama y te aseguro que no quedarás por embustero… dile que yo  le haré una visita. Ella podrá conocerme y podrá vivir contigo esta aventura. ¿Te parece bien?”

Daniel estaba deseoso de  contar todo lo ocurrido. “¡Me encanta la idea1”- dijo el niño.

-¡ Ah… una preguntita…!- dijo Webby- soy un poco curioso…¿Te gusta mucho Silvia, no?

En la penumbra de la habitación la cara de Daniel parecía una bombilla. Se encendió y se puso colorado como un tomate.

-“¡Es mi mejor amiga!”- dijo el niño

De pronto Webby desapareció.


4.- Una nueva oportunidad


La noche dio paso al día y Daniel saltó de su cama. Tenía muchísimas cosas que contar a Silvia y no podía perder tiempo. Mamá seguía perpleja pero a la vez contenta ante la actitud de Daniel. Su hijo, cada vez más responsable la hacía sentir bien. Con un beso despidió a Daniel que salió deprisita para el cole. Cuando dobló la esquina y mamá no podía verlo desde la ventana corrió calle abajo para llegar lo antes posible.


        En el patio pudo ver a Silvia jugando con sus amigas. La llamó y Silvia pensó: -”¿Qué nueva batallita me contará hoy?” Ella era una buena amiga y ya se había olvidado de la regañina que se había ganado ayer. Después de todo ellos eran muy buenos amigos y ella se sentía bien de haberle hecho un favor a Daniel


         Silvia: -“¿Qué te pasa? ¿Por qué estás tan contento?


         Daniel: -“¡No me vas a creer pero anoche…!”  Silvia no lo dejó terminar.


         Silvia: “¿Otra vez?.. Chico , ¡Se te está rodando el mento!” – dijo Silvia riéndose de su amigo.


         Daniel: ¡TE PROMETO QUE ES CIERTO LO QUE TE VOY A CONTAR!


         Silvia era muy paciente y pensó que nada perdía si lo dejaba hablar; podría saber la historia y luego reírse un rato de las cosas de Daniel.


        “¡Chicos”!- pensó … y con un gesto de resignación ante la insistencia de su amigo dijo:


        Silvia: - “Cuenta, venga… dime …habla…¡Date prisa o tendremos que ir a la fila!”


        Daniel no sabía  empezar pero comenzó diciéndole que su Tablet se había encendido sola, que había pasado dos pantallas y que por fin había conocido a Webby.


        Silvia lo miraba asombrada. –“¿Tienes fiebre? ¿Te encuentras mal?”-Preguntó a Daniel.


        Webby sabía que no me creerías por eso me ha dicho que …


                               ¡RIIIIIIIIIING! Había que ponerse en fila


         El director llegó a la fila como de costumbre y no quedaba otra que callarse, ponerse en orden e irse a la clase


        Dani, estaba nervioso… ahora debía pensar que la seño comenzaría la clase…debía esperar al recreo…


        La seño, que tenía buen ojo, notó que Daniel  estaba muy nervioso y le preguntó. Dani se llevaba bien con su profe, más de una vez ella le había ayudado a superar sus cosillas, así quele dijo que tenía que decirle algo importante a Silvia y que no le había dado tiempo en el patio. No era normal que la seño permitiera aquello pero le dijo:


        Seño: - “Si tanto te preocupa y te vas a quedar tranquilo, sal un momento al pasillo y habla con Silvia”.


        Daniel respiró tranquilo  y los dos amigos salieron al pasillo. Daniel le dijo a Silvia que Webby quería conocerla y que esa noche tuviese la tablet cerquita pero Silvia preguntó:-


        “¿Me estás intentando decir que esta noche un ratón va a salir de mi tablet y se va a poner a hablar conmigo?. ¡Chico, estás peor de lo que yo pensaba!. ¡Mejor sería que la seño llamara a tu madre y te llevara a Urgencias!.”


         Daniel: “¿ Por qué no me das la oportunidad de demostrártelo? ¿Es tan difícil dejar la Tablet y esperar a ver si algo  sucede?"


        La seño salió al pasillo. Había sido muy amable con los dos amigos pero ya no podía dejarles más tiempo. Había que empezar el trabajo.

Los dos amigos entraron en clase pero los demás compañeros se habían quedado con la movida; algo pasaba y había que averiguarlo.

Ginés era un buen compañero. Se sentaba en el grupo de Silvia y le preguntó: -“¿Qué le pasa a Daniel? ¿Estás enfadada con él?-“
                  Pero Silvia pensó en su amigo y lo que le faltaba a Daniel  era que alguien más supiera      que iba diciendo que hablaba con ratones que aparecen por las noches. Así que le dijo a Ginés:

              -“¡ No te preocupes!, ¡No tiene importancia!, Está solucionado!”

Ginés se sintió bien pero en el fondo sabía que su amiga no le había dicho toda la verdad y le dijo amablemente: “¡Me alegro!”.

        Daniel por su parte se encontraba sentado en otro grupo; podía ver a Silvia porque estaba frente a ella. Silvia intentaba esquivar su mirada; quería concentrarse en la tarea de lengua pero era imposible. Lucía se dio cuenta porque ella, después de tantos cursos  sabía que sólo cuando algo preocupaba a Silvia, no trabajaba en clase. Así que bajito, le dijo:

   - “¡Algo te preocupa!, ¡Yo se guardar un secreto! ¿Hablamos en el recreo?”

    Silvia la miró y sin decir palabra asintió.
Llegó el recreo y Lucía se sentó en el patio con Silvia. Mientras Silvia contaba su secreto Lucía no parpadeaba ni decía palabra alguna. Trataba de imaginarse a Daniel, su Tablet, al ratón... era todo demasiado fantástico para ser real pero...¿Y si lo era?
Cuando Silvia terminó de hablar Lucía preguntó:
-"¿Y qué te cuesta dejar la Tablet cerca esta noche y ver que pasa?"
Silvia la miró desconcertada pero en el fondo ella estaba ansiosa por saber la verdad y Lucía la estaba animando a hacerlo.
-"¿Qué puedo perder?"- Se  dijo . Y así se lo hizo saber a Lucía.
Lucía: -"¡Mañana me cuentas! ¡Estoy deseando saberlo!"
-"Voy a decirle a Daniel que lo haré"- dijo Silvia.
Las dos amigas se levantaron y Silvia fue en busca de Dani que hoy ante el asombro de todos no había querido ni jugar el partido.
Silvia: -" Dani, quiero decirte que esta noche estaré atenta... eres mi amigo y aunque parece que estás como un cencerro... voy a darte una oportunidad".
Daniel sonrió feliz y los dos amigos se dieron un abrazo.
Algunos dijeron: "-¡Ya sabemos lo que les pasa! ¡Cosas del amor!"
Daniel dijo con cara de enfado: "¡Enterados!"

El recreo acabó.
5.- Un proyecto ilusionante
De nuevo en clase. Tocaba sociales y la profesora no dio respiro:
 –“Saquen el libro de sociales”- dijo dando una orden contundente. –“¡Página 89!-
¡Vamos a dar la Prehistoria y la Edad Antigua!

Todos se quedaron de piedra y eso que aún no sabían que la Edad de Piedra se les venía encima. Abrieron los libros y la seño ya estaba leyendo la Prehistoria. Leían y leían… que si la Prehistoria estaba antes que la historia…que si el hombre primitivo  pintaba en las cuevas…

La verdad que después del recreo toda esta historia invitaba a dormirse…
De pronto… Robert, un chico inquieto y travieso quiso despertar la atención de la profe y preguntó…

-  “¿Y tenemos que estudiarnos todo esto de memoria?”

Esta pregunta desencadenó una lluvia de otras preguntas. El alumnado se animó y preguntaba sin parar:

-          “¿Y… no podríamos estudiar por proyectos?”- Dijo Alodia.

-          “¿Podríamos trabajar en grupos?- Preguntó Ainhoa

-          ¿Y si investigamos nosotros sobre el tema?- insinuó Nayara

-          ¡Podríamos hacer decorados!- Dijo Marcos

-          ¿Y si nos disfrazamos del tema?- Dijo Luchi, dando un toque de fiesta a la cosa.

-          ¡Podríamos hacer un viaje por el tiempo!- Dijo Airán.


La seño, no salía de su asombro. Muchas veces habían trabajado por proyectos pero nunca el alumnado había hecho tantas propuestas interesantes.

Así que les dijo:-“ ¡Hecho! “ y pensó :-“¡Ya es hora de que las cosas cambien.! Que los niños y niñas sean protagonistas de su propio aprendizaje. Que descubran el valor del trabajo en equipo y que investiguen para aumentar sus conocimientos.”


Y el alumnado comenzó a pensar, a reunirse, a decorar…a aprender de una manera creativa como corresponde a una escuela que innova y cree en sus alumnos; que integra a todos y no separa porque la diversidad no es un obstáculo sino una riqueza.

-“¡Bravo por mi clase!- pensó la profesora. Así que les ayudó a organizarse.


El tiempo se fue muy rápido y el alumnado finalizó la jornada escolar. En la cabeza de Daniel, Silvia y Lucía resonaba otra historia.


6.- Tarta de chocolate
Todos salieron de clase muy ilusionados con el nuevo proyecto que juntos habían propuesto. La profe dejaba el aula entusiasmada ; sorprendida gratamente por el poder creativo de su alumnado y también , por qué no expresarlo,  con una dosis de temor por si no era capaz esta vez de aterrizar las propuestas de sus chiquillos  cumpliendo  como docente los objetivos de enseñanza-aprendizaje. Se empezaba a fraguar un proyecto de envergadura y se daba cuenta de que su alumnado estaba creciendo, estaba aprendiendo a aprender y eso la llenaba de orgullo.

Hoy para todos nacía un nuevo reto: La cueva del tiempo. Un proyecto para estudiar de una manera creativa la historia.

Mientras, Silvia llegaba a casa. Después de saludar a mamá dejaba su mochila en el salón y tomándose un respiro mamá preguntó:

-“¿Cómo estás? ¿Qué tal fue todo? ¿Muchos deberes?”

Silvia dijo :

-“ ¡Todo Ok!. ¡Estoy un poco cansada pero tengo que hacer deberes!. Además tenemos un nuevo proyecto. Nos ha entusiasmado. Se llama La cueva del tiempo.”

 Y Silvia contó a mamá aquella atractiva propuesta.

A la madre de Silvia le pareció una propuesta interesante y así se lo hizo saber a su hija. La niña  le dijo:

-“¡Me voy a mi habitación, mami. Voy a investigar sobre la Prehistoria!”.

A mamá le pareció estupendo y Silvia entró en su cuarto. Allí en el cajón descansaba su Tablet; la pesadilla de su amigo Daniel.

Ella no quiso ni mirarla, se acostó sobre su cama y se durmió. Había sido un día lleno de emociones, sentimientos, intriga… Mamá llegó y al ver que se había dormido la dejó descansar.

Al rato despertó , merendó y se puso a estudiar. ¡No podía concentrarse!

-“¡Esta historia me tiene nerviosa!. ¡A ver si ya pasa esta noche y mañana le puedo decir a Daniel que está como una cabra! ¡Un ratón, nada más y nada menos va a venir a  verme esta noche! ¿Qué virus tendrá mi amigo Daniel? “

La tarde transcurrió, luego la ducha, el pijama, la cena…

-“¡Me voy a dormir! ¡Estoy supercansada!”- dijo Silvia.

Papá y mamá le dijeron: - “¡Que descanses!” y Silvia pensó: - “No sé yo… como venga ese ratón… no sé si voy a descansar…” pero dio un beso a sus padres y se fue a su habitación. Sacó la Tablet del cajón, la puso sobre una silla cerquita de su cama. La niña estaba cansada pero esperó y esperó. Sus padres se acostaron y el silencio hacía que el ambiente se llenara de misterio. En la penumbra de su habitación Silvia veía la Tablet. No ocurría nada y se durmió.


De pronto, un olorcito a tarta de chocolate  le llegaba a su pequeña nariz.  El rico olor de su tarta favorita recién hecha, la despertó. Sobre la silla, junto a su Tablet había un trozo de tarta de chocolate y la Tablet parpadeaba como las luces de una discoteca. Con bastante miedo e intriga la niña  se acercó y pudo leer un mensaje:

-          “ Eres una buena amiga. No has querido que todos se rieran de Dani. Has confiado en tu amigo y le has intentado ayudar. Has creído en la fuerza de la amistad. Te dejo este trozo de tarta. Es tu favorita. No tengas miedo y cómetela. Pasé y estabas dormida. En tu CLASE HAY MAGIA. No te duermas. Vuelvo enseguida. WEBBY”.
 

-“¡Dios mío!, ¿Qué hago?- se preguntó Silvia. La niña salió de su habitación y comprobó que sus padres estaban durmiendo y que ella no estaba soñando. Volvió a su cuarto y se sentó en su cama.

-“ ¡Dani no está mal de la azotea! ¡Me decía la verdad!. ¿Qué hago con esta tarta?

¡Mamá dice que no coma nada de desconocidos!¡Esperaré a ver lo  que pasa!”.

De pronto la Tablet se iluminó y unas patitas simpáticas daban un salto saliéndose de la Tablet . A la vez un ratón simpático decía:

-“Ya estoy aquí para ti!” ¿Cómo estás Silvia?”

La niña no podía articular palabra.  Y el ratón seguía con sus preguntas:

 -“¿Cómo es que no has probado mi  supertarta de choco?

Y sentándose cómodamente en la silla Webby quedó esperando respuesta a sus preguntas.



Silvia respiró profundamente y habló:

-“ Perdona no pruebe la tarta pero es que mami me dice siempreque no coma nada que me ofrezca alguien que no conozco y …a ti te acabo de conocer.

-“¡Sabio consejo el de mamá!.. y hablando de todo un poco…
¿No tendrás en tu nevera un trozo de queso de Artenara o de Fuerteventura?.
¡Me darías un subidón!. A estas horas de la madrugada y todavía no he cenado.

Silvia asintió y Webby dijo:

-“¡Te acompaño a la nevera!”. De un salto y  diciendo: -“ ¡Perdona la confianza!”

Se sentó en el hombro de la niña camino del frigorífico.

Volvieron a la habitación y Webby saboreaba su trozo de queso.

-“¿Eres real?- preguntó Silvia.

-“Si no fuera real, ¿me comería este maravilloso queso?”- preguntó el ratoncillo.

Mira pequeña, te resumo porque va siendo la hora de irme y veo que estás en estado de shock: ¿Estás dispuesta a ayudarme a demostrar que en tu clase hay magia?”- preguntó tajante el roedor.

Silvia: -“Pero…en mi clase no hay magia, creo que ya Daniel te lo ha dicho. Nosotros llevamos varios años en esa clase y nunca hemos notado ningún hechizo,  ni nada que se le parezca. ¿Podría ser que la seño fuera una bruja?”

Webby: “¡Niña, que cosas tienes!. Tu profe no es ni un hada ni una bruja, aunque a veces te lo parezca a la hora de los controles…- dijo el ratoncillo en tono burlón y sacándole una sonrisita a Silvia.

-          “¿Entonces? ¿Cómo vamos a descubrir la magia? ¿Dónde vamos a buscarla? ¿Podemos disfrutarla?” – Cuestionaba Silvia a su nuevo amigo.

-          Mañana habla con Lucía. Dile que Daniel estaba en lo cierto y que me has conocido. Seguramente ella querrá saber detalles y tu podrás proponerle formar parte de nuestro equipo. Así debes  lograr que toda la clase quiera formar parte de nuestra misión: Descubrir que en la clase hay Magia.

-          “¡De acuerdo…pero…podrías hacerme un favor? ¿Podrías hacerte un selfish conmigo?. Me sería de gran ayuda para demostrar que existes. – expresó Silvia.

-          ¡Vale!- dijo Webby- ¿Estoy elegantón? ¿Tengo bien mi flequillo?-preguntó presumido.

Silvia fue corriendo por su móvil. No lo usaba mucho y hacía poco que se lo habían regalado. Lo encendió y .. ¡Una, dos y tres!... El móvil no tenía batería.

Webby dijo: -“¡Otro día! Tengo que irme”. De un salto volvió por donde había venido.

Una nota quedó parpadeando en la Tablet: “MAÑANA EN EL RECREO SUCEDERÁ ALGO IMPORTANTE!

Silvia se durmió y el trozo de tarta de chocolate quedó sobre la silla de su habitación.

7.- ¡Un nuevo día!

Eran las tres de la mañana y la niña quedaba profundamente dormida. A la mañana siguiente, mamá entró en la habitación para despertarla y vió el trozo de tarta sobre la silla.

Despertó a Silvia que le costó hacerlo y sonriendo preguntó a su niña:
 -“¿De dónde ha salido este trozo tan rico de tarta?. ¡Qué buena pinta!”

Silvia pegó un brinco y dijo rápidamente:-

 …” Ayer…ayer…antesdeayer fue el cumple de una amiga y….y …. Como no fui a su fiesta me trajo un trocito de tarta al cole. Cuando me fui a acostar me acordé… me ….me lo fui a comer…pero… me quedé dormida.”

Mamá :- ”¡Pues tiene una pinta!-
 Y antes de  que Silvia pudiese reaccionar estaba mamá probando con un dedo un poquito de tarta!

Silvia pensó: -¡Madre mía! ¡La ha probado! ¿Se convertirá  mamá en una criatura fantástica?.
 ¿Le crecerán los orejas como a un ratón?

-“¡Qué rica está!”- Dijo de nuevo mamá cogiendo un trozo más grande.- “ ¡Venga, levanta o llegarás tarde al cole!”

Silvia observó unos instantes a mamá y al comprobar que no le sucedía nada extraño, se desayunó su tarta favorita.

Mamá no hacía más que alabar la tarta. –“¡Pregúntale a tu amiga donde la ha comprado!”

Silvia comprobó varias veces que su madre y ella estaban como siempre. Rápidamente cogió su mochila y se marchó al cole.

Al entrar, se encontró con Lucía que nada más verla le preguntó discretamente por su aventura. Las dos amigas se fueron al patio y allí mientras se hacía la hora de ir a clase Silvia contó con todo detalle su encuentro con Webby.

Lucía: ¡Entonces es cierto!. ¿y ahora?...

Silvia: Webby me ha pedido que te diga si tu también quieres ayudarnos en nuestra aventura: “Demostrar que en nuestra clase hay magia”

Lucía estaba deseando correr aventuras y esa no se la podía perder así que le dijo a Silvia que podía contar con ella. –“Pero…¿Qué tengo que hacer?”- preguntó a Silvia.

Silvia:-“ ¡Pues la verdad que no lo sé!”

Entonces Silvia recordó algo importante: Webby había escrito que hoy en el recreo sucedería algo. Se lo dijo a Lucía. Quizá ahí estaba la clave. Había que esperar unas horas. La jornada escolar prometía ser interesante.

Llegó Daniel y corrió hacia las niñas. Silvia fue a su encuentro y le dijo a su amigo:

-“Tenías razón. He conocido a Webby. Me ha invitado a tarta de chocolate. No he hablado mucho con él porque estaba un poco asustada. Me ha pedido ayuda y que juntos hagamos de la clase un gran equipo para llevar a cabo una misión: demostrar que en la clase hay magia.
Ah! Atención- dijo Silvia- Algo va a suceder en el recreo.”

Daniel estaba muy contento. Su mejor amiga volvía a confiar en él. Además iban a correr juntos una bonita aventura. El día prometía ser interesante. De pronto el timbre sonó… el dire llegaba a la fila. Había que entrar a clase.
Tenían lengua a primera hora y la profe les iba a dar caña.

La clase de lengua comenzó y nuestros amigos intentaron olvidar lo vivido. No era fácil hacerlo, más, cuando Webby les aseguraba una y otra vez que en su clase había magia. Pero no quedaba otra; la profe les animaba a trabajar y cuando ella se metía en la tarea había que seguirla o te quedabas atrás.  



8.- Un encuentro que cambia la vida

                    La clase de lengua comenzó y nuestros amigos intentaron olvidar lo vivido. No era fácil hacerlo, más cuando Webby les aseguraba una y otra vez que en su clase había magia. Pero no quedaba otra la profe les animaba a trabajar y cuando la profe se metía en la tarea había que seguirla o te quedabas atrás.

                La clase trabajaba en calma cuando una palabra rasgó el silencio del aula:
-“¡Estúpida!” y unas libretas iniciaron  un corto  vuelo desde una mesa al suelo.

                  Jose había perdido la paciencia con María, su compañera. Todos miraron  y también todos los ojos se clavaron en la seño.
-“¿Qué sucede?”-preguntó la profe.

-                        “¡Estoy harto de esta niñata!. ¡Estoy harto de que se meta en mis cosas y me moleste cuando estamos trabajando!- dijo Jose bastante irritado.

                       María, era una chica que había llegado nueva. Llevaba ya unos meses en clase pero no               parecía adaptarse. Para ella no se habían hecho las normas y le estaba costando  que el grupo la aceptara. La profesora intentaba ayudarla pero ya casi no encontraba compañero o compañera que quisiera sentarse con ella.
            -“ Lo conseguiremos”.- Se decía para sus adentros pero…¡claro!...el alumnado era quien más aguantaba las impertinencias de María. Ella sola se estaba fabricando una mala imagen.  María estaba bastante perdida; ni ella sabía en realidad lo que le sucedía…

                La profesora, la invitó a salir al pasillo y de manera afectuosa pero a la vez con la autoridad que le daba ser la última responsable de su clase se dirigió a la niña:
-“ ¿Qué ha pasado? .¡Es una pena que no puedas disfrutar de la clase!. ¡Te vas a quedar sin amigos!”
   - “¡Qué más da!- replicó Maria .” Ellos tampoco quieren serlo. ¡Me han puesto una etiqueta como en el otro colegio! ¡Todos la tienen tomada conmigo!.”
-“ ¡Eso no es cierto!. Lo que pasa es que tienes que dejar de molestar, ser un poco más agradable y demostrarle a la clase  todo lo bueno que tienes!”

-“¡Yo no tengo nada bueno!”- dijo María-
-Pues yo creo que sí”- dijo la profesora. El otro día vi como dibujabas  y tus dibujos eran estupendos. Creo que eres muy creativa, entusiasta…una artista que puede regalarnos ideas maravillosas."
La niña se quedó pensativa y atónita. Nunca nadie le había hablado así.

        Mientras sucedía esto en el pasillo Dylan, un chico despierto, inteligente, de buen corazón increpaba a sus compañeros diciendo:
Dylan: -“ ¡Creo que debemos darle una oportunidad!.

Jose: -“¡Es una plasta!”
       Pero Dylan fue claro: “ ¡No se puede hacer amigos si alguien no te da una oportunidad! No te discuto que es una pesada pero… nos hemos hecho una piña y no hemos hecho mucho por ayudarla. Todos la hemos liado muchas veces y la seño siempre nos dio una nueva oportunidad.”

                  Daniel, Silvia y Lucía se miraron y Daniel dijo: “¡Yo voy a intentarlo!, ¿Alguien se apunta?

Silvia dijo: “¡YO!”…” Si creemos en ella, ella creerá en si misma.”
Lucía: ¡Y yo!...

        La puerta se abrió . La Seño no podía estar más tiempo en el pasillo. La clase estaba revolucionada. Dijo a María mientras entraban :
 “¡Seguiremos en el recreo!”. ¡”Anímate!, ¡Espero mucho de ti!
-¡ Nunca nadie me había dicho esto!- pensó la niña.

            La profesora calmó a todo su equipo con esas palabras oportunas y mágicas que transmiten   serenidad y confianza para poder continuar la jornada. La clase volvió a la calma mientras que María se repetía: -“¿Una profesora que confía en mi?”

         Tras lo ocurrido el timbre anunciaba que era la hora de salir. Los pasillos se inundaron de niños y niñas que no querían perderse el recreo deseosos de jugar un partido y de encontrarse con los amigos.

   La profe esperó por María y juntas se fueron camino al patio. Al llegar, una avalancha de chiquillos se agolpaban en la puerta del huerto.
-“¿Qué sucede?”.- Preguntó la profesora que  llegaba con María.

-“Hay un ave extraña en el huerto. Está dolorida y grita. Tiene su pico incrustado  en una botella de plástico y no se deja coger.”- Dijo un niño.

             La  seño mandó que saliesen todos del huerto. El pobre pájaro estaba muy asustado y además dolorido. Permitió  que María entrase con ella y María se sintió importante. El ave era entre mediano y grande. Tenía una cabeza pequeña y un pico largo y curvo; sus patas alargadas de color gris y  plumaje color pardo oscuro con estrías y manchas claras; una cola gris con bordes más bien blancos con  listas de color  pardo negruzco.
El pobre animalito intentaba sacar su largo pico de aquella botella de plástico.
Nada más verlo María gritó: “¡Un Zarapito Trinador!”

                       Daniel, Silvia y Lucía observaban todo desde la puerta del huerto. –“¿Será esto a lo que se refería Webby que pasaría en el recreo?”

-“¿Conoces este tipo de ave?”- Preguntó la profesora a María.
-“¡Si!- dijo la niña.-“ es un Zarapito; un ave migratoria que viaja desde Europa al Sur de África para pasar allí el invierno. Normalmente viaja en grupo.
Mi abuelo me lo ha enseñado.”

           Los niños que escuchaban pegados a la puerta del huerto se quedaron asombrados de lo que sabía María.
         La niña continuó:-“ Les gusta posarse en las rocas de las playas. Se ve que ha ido a pillar un cangrejo y su largo pico ha quedado atrapado en esta botella asquerosa. Dejamos mucha basura en las playas y mira lo que sucede."
-“Seño-continuó la niña- tenemos que ayudarle y quitarle esa botella de su largo pico.”

      María se acercó al Zarapito y le susurró con cariño. Despacio, muy despacio el ave se dejó coger. La seño con mucho cuidado cortó el plástico de aquella vieja botella de agua y…por fin …el pájaro estaba perfectamente.
María lo sujetaba con cariño con sus dos manos. Con mucho cuidado lo puso sobre un grueso tronco del huerto
 y el pájaro, agradecido salió volando
 hacia la costa.

Todos los niños rompieron en un fuerte aplauso
y María se sintió orgullosa y protagonista. La profesora la felicitó por su buen hacer y
 por saber tantas cosas sobre El Zarapito
Trinador, un ave que podemos ver pasar por nuestras costas.
       Cuando el recreo terminó nuestra amiga María estaba muy orgullosa: Había ayudado a un ser vivo y además, regresaba a clase rodeada de sus compañeros que le preguntaban interesados por saber más sobre ella, su abuelo y el Zarapito Trinador.
         Su grupo clase le daba una nueva oportunidad y ella, arropada por su profesora estaba decidida a aprovecharla.

        Así, entraron en clase y la tensión había desaparecido. María propuso a la profesora realizar una campaña escolar a favor de los seres vivos y por un uso adecuado del plástico.

       La docente realizó la pregunta: -“¿A quién le gustaría ayudar a María
 a realizar una campaña escolar por un uso adecuado del plástico?”
La clase fue unánime: -“ ¡A mi!” y todos levantaron la mano a favor de
 la propuesta.
María estaba radiante y feliz.
Había encontrado su sitio y el resto de la clase contaba con ella.
Daniel, Silvia y Lucía se miraron. Este era un buen momento para invitar
        a María a la misión secreta: ayudar a Webby a demostrar que en la clase hay magia.
Los tres amigos trazaron un plan: quedarse a dormir el sábado  en casa de Silvia. Invitar a María con el pretexto de planificar la campaña escolar. Webby aparecería y estarían juntos. Podrían formularle preguntas y comenzar a buscar esa magia de la que tanto hablaba Webby.
Así lo hicieron. A María le encantó la idea. Por fin estaba contenta. Era viernes. Ella hablaría con mamá y seguro la dejaría. Se despidieron y se marcharon a comer.
María no lo sabía pero junto a sus tres compañeros iba a conocer a un ratón que los tenía encantados y a la vez descolocados.
     Ya en la calle Lucía dijo a Silvia: - “¿Crees que aparecerá Webby?. ¡Aún no lo conozco y me muero de ganas!.
             Silvia: -“¡No lo sé! ¡Será cuestión de confiar!” De todas formas nos quedaremos en mi habitación. A mamá no le importará que hagamos una noche de pijamas.
Lucía y Daniel: “¡Mañana sábado a las 19:00 h quedamos en tu casa! ¡Adiós Silvia!”
           Así transcurrió la tarde del viernes. Nuestros amigos esperaban  que al día siguiente, en casa de Silvia pudieran correr una nueva aventura.



9. Un amigo es un tesoro
Llegó la noche del Sábado. Nuestros amigos habían diseñado la campaña escolar y después 
de cenar habían visto una peli.  Ahora se iban juntos a la habitación de Silvia. Debían acomodarse para pasar la noche.  Sabían que no iba a ser una noche cualquiera aunque María no sospechaba de lo que iba a vivir. 

La habitación de Silvia era bastante espaciosa como para pasar una noche de acampada. Nuestros amigos se acomodaron y con la luz apagada se pusieron a hablar. Mamá pasó por allí, cerró la puerta y les dijo: -“¡Hasta mañana!. ¡No se duerman muy tarde!”.

Silvia colocó la Tablet en lugar visible y María le preguntó:
-“¿Vas a jugar?”

A Silvia no le dio tiempo de responder. Daniel salió al paso y dijo:
-“ María, hoy estuviste impresionante en el huerto. Nunca me hubiese imaginado que eras tan valiente y que supieras tanto sobre el Zarapito Trinador”

María se sintió feliz y reconocida regalando una sonrisa.
– “Mi abuelo- continúo María- me ha enseñado muchas cosas."
Lucía: -“Los abuelos son muy sabios. El mío me viene a buscar al cole muchas veces cuando mis padres no pueden y mi abuela me hace unas croquetas que flipas.”

Y María preguntó: -“Ustedes son muy buenos amigos, ¿verdad?.
“¡Sí!”- contestó Silvia. “Nos conocemos desde la guardería”.

-“ ¡Qué suerte!- dijo María. Yo siempre he tenido que ir de un cole a otro. Mis padres y yo no somos de aquí. Somos inmigrantes.

Lucía: “¡Cuéntanos tu historia!”

María: - “Bueno, se puede decir que es una historia un poco desastrosa pero que ahora parece que tiene un final feliz.”
Daniel: -“¿Nos cuentas algo?”

María se sentó entre sus amigos y en la penumbra de la habitación empezó a relatar su historia:
-“ Soy de Siria y mi vida no ha sido fácil. He tenido que ir de un país a otro como si fuese una fugitiva y cambiar de cole continuamente. Nunca he podido hacer amigos de verdad porque siempre he tenido que irme casi a escondidas.

-“ Pero…¿Por qué? ¿Hizo tu familia algo malo?- preguntó Silvia.
-“¡Nada!- continuó María- “ Cuando era muy pequeña en Siria estalló la guerra. Mi familia huyó y nos asentamos en un campo para refugiados en Jordania, a unos 50 Km. de la frontera con Siria. La guerra es horrible: destruye casas, familias enteras, mata sueños e ilusiones. Mi padre era médico y tenía muchos amigos y después de pasar mucho fuimos afortunados porque con ayuda pudimos viajar a Grecia. “

La historia de María era más interesante que cualquier película o juego. Los niños no parpadeaban y seguían escuchándola.

-               “En Grecia, una ONGD se encargó de nosotros. No iba al cole. Mis padres y mi abuelo ayudaban mucho en la ONG y así pasamos a Italia.
Allí nos fue bastante complicado sobrevivir. Muchas veces pasábamos el día en la calle y más de una vez tuvimos que dormir cobijados bajo algún techo público. Menos mal que eso duró sólo unos meses. Papá indagó y encontró a un médico amigo suyo que nos llevó a su casa y proporcionó un trabajo.

          De Italia hemos llegado a Canarias y aquí estamos a gusto. Papá, aunque es médico trabaja de portero en un colegio y mamá aún no ha encontrado trabajo pero… somos felices… estamos juntos y eso es lo más importante.”
Daniel:- “¡Eres una superniña!. ¡Menuda historia!.

        María continúo: - “Papá no gana demasiado pero tenemos lo suficiente. No me puedo permitir caprichos; por ejemplo, yo, aunque suene raro, no tengo Tablet ni móvil .
A mí  no me importa… tengo sólo 9 años y como dice mi padre ya tendré tiempo.
Con 9 años tener móvil o tener Tablet no es tan urgente.”


Los niños estaban impresionados. Ellos tenían de todo. Lo habían conseguido sin ningún esfuerzo y a veces, dejaban sus cosas por ahí tiradas sin apreciar su valor.

Silvia dijo: -“Ahora entiendo que  te haya costado adaptarte a nuestra clase y a nuestro cole”.
-“¡Puedes contar con nosotros!”- dijo Daniel

María: -“¿Puedes enseñarme tu Tablet, Silvia?. ”

Silvia cogió su Tablet. Estando sentados en grupo la encendió. Y en aquel momento, la Tablet se llenó de colores y un mensaje con letras enormes  aparecía :

“Un buen amigo es un tesoro. Dentro de un rato estoy con ustedes. No se duerman. Tenemos mucho que contarnos. Silvia prepárame un trocito de ese queso de Artenara que me flipa."
 Webby.

Y ahora, ¿Quién le decía a María que un ratón nos visitaría dentro de un rato?
El silencio se hizo en la habitación pero María lo rompió : -"¿Quién es Webby?"
Los niños se miraron y Lucía dijo: - "¡Estoy deseando conocerlo!"
Daniel y Silvia prefirieron callar. Era muy complicado explicar todo.
María volvió a preguntar: -"¿Quién es Webby?".
 De pronto, la Tablet se movía y la pantalla parpadeaba...
Webby estaba al llegar.
10.- ¡Menudo Acertijo!

                               -“¡Hoooolaaaa!. ¡Ya estoy por aquí!- dijo Webby con ánimo alegre. ¿Amigos nuevos?. ¡ Encantado de conocerlos! "
                                  -"Hola  Webby"- dijeron Silvia y Daniel mientras el pequeño ratón saltaba de la pantalla y se quedaba  de pie en medio de los niños.

-                 “¡Esta habitación me encanta!”- dijo el roedor .
         María y Lucía no articulaban palabra y aunque Lucía sabía de la existencia de Webby estaba asombrada: no podía imaginar que fuera tan marchoso y chicharachero.

-“Bueno,- dijo Webby- dirigiéndose en tono burloncete a Silvia. 
 ¿Y mi trozo de Queso Silvia? ¡Manjar de manjares!"

Silvia le dio un trozo de queso de Artenara mientras Webby se relamía diciendo:

- “¡Bien durito! ¡Me encanta!”

María rompió su timidez y asombro y preguntó:

- “¿Quién eres? ¿De dónde sales?”

-                 “Me llamo Webby pero…creía que ya tus amigos te habrían puesto al día!”

Los niños se miraron y Daniel se excusó:

-                 “¡Es una larga historia!”

-                 María murmuró: -“¡Pues…me gustaría conocerla!”

Lucía interrumpió y preguntó:

                 -“  ¿Por qué dices continuamente que en nuestra clase hay magia? ¿dónde? ¿Cómo encontrarla?”

María: - “¿Magia?. ¿Magia en la clase?.¡Un colegio de magos!. ¡Guau!"

-                                    “ ¡No pequeña!, ¡No te vengas arriba!, ¡flipas en colores! ¡Lo que le faltaba a tu profe es una  escuela de magia!;  aunque conociéndola seguro que se apuntaba! ¡No es nadie!.”- dijo Webby refiriéndose a la profesora.

Los niños sonrieron imaginándose a su profesora al estilo Harry Potter.

-“Entonces- dijo Daniel-¿Dónde está la magia?”

-                - “La verdad que yo los creía más listos”- dijo Webby un poco alterado. “Todos estos días ustedes han recibido pistas y mensajes…pero no han sido capaces de descubrirla. A ver…repasemos…¿qué acontecimientos han pasado en estos días? “

Los niños hicieron silencio.

-                 “Amigos, dijo el ratón-  parece que tienen falta de vista. En estos días la magia ha pasado por delante de sus narices y ustedes ni se han dado cuenta.

De verdad, ¿no la han sentido? ¿En serio que no la han visto? ¿No la han olido?”
Silvia dijo un poco enfadada: “ ¡Nos estás tomando el pelo!.¿Y a qué huele la magia?”

-“¡              - "Uf!, ¡A queso de Artenara!”- respondió Webby riendo y terminando el último bocado.
Este queso es  pura magia."
                   -"En serio…Vamos a pensar juntos…-prosiguió Webby en un tono más adecuado.
 Una  pregunta: ¿Qué es para ustedes la magia?”

-                 “¿ Es hacer aparecer cosas donde no hay nada!”- contestó Daniel.

-                 “Convertir una realidad u objeto en otro diferente”- dijo Silvia después de pensar la pregunta.

               -                 “Saber hacer pócimas secretas para transformarte en alguien o en algo”- dijo Silvia.

                 -                 “…Un truco  que es un engaño…”- dijo María mirando a Webby con un poco de descaro.

                                 Webby: -“¡Pues entonces …ya lo tienen claro!. Con esas definiciones me imagino que tienen claro en donde  encontrarán en la clase la magia, ¿no?”

           -                 ¡No entiendo nada!- dijo Daniel bastante enfadado. Esto es una conversación sin salida.
               - "      ¡ A pensar!- dijo Webby. Ustedes acaban de decirme la solución y aún no parecen darse        cuenta. Mañana es Domingo. Tienen todo el día para pensar pero…atentos… abran bien los ojos  y  denle al”tarro” porque el Lunes van a necesitar un gran equipo… el Lunes ¡algo sucederá!.
Se necesitará la ayuda de todos. Atentos… porque allí habrá magia de la buena.

-Webby- dijo María- “¡ Eres poco claro!. Así imposible de ponernos las pilas”

¡A pensar!- ordenó el roedor...y Webby…se marchó.
                 El fin de semana pasó y llegó el lunes. Daniel, Lucía, Silvia y María se encontraron muy
 temprano en el patio del cole.
Habían quedado antes a ver si con el aire fresco de la mañana encontraban alguna pista.


         Sin pedir permiso se fueron a la clase. Buscaron por todas partes  por si hubiera algún pasadizo   secreto. Miraron por todos los rincones con el deseo de encontrar algún libro mágico, una pócima secreta o algo que indicara que allí había magia.
Estando allí, algo llamó su atención. La clase estaba cerca del baño y se oía como un niño llorar.
Cuando iban a ver que pasaba una profe entraba en el aula y les mandaba al patio diciendo que
estaba prohibido estar allí.
Sonó el timbre y cuando estaban en la fila para entrar en clase. El director del centro llegaba con un móvil en la mano. El móvil estaba mojado y estropeado. Hace un momento una limpiadora lo había encontrado dentro de un water del baño.
El director venía un poco enfadado. En el colegio estaba prohibido el uso del móvil y ahora se encontraba uno dentro de un inodoro.
-“¿De quién es este móvil?”- preguntó. Nadie, absolutamente nadie contestó.
 ¿A quién pertenecería ese móvil?.
El director intentó encenderlo. Quería ver si obtenía alguna pista; alguna foto, algún número.. pero el móvil estaba inservible. Había pasado tiempo de remojo en el WC  y ahora estaba fuera de servicio para siempre.
La profe preguntó en el aula si sabíamos algo al respecto pero nadie dijo nada pero Lucía se dio cuenta de un detalle: Kevin, un chico de la clase, bajaba la mirada como si quisiera ocultarse. Lucía lo observó durante un rato y cayó en la cuenta de que hace unas semanas Kevin estaba más apagado y serio que de costumbre. Lucía decidió estar atenta a su compañero y ver que ocurría. La clase comenzó. Era la hora de trabajar.
Cuando la profe lo creyó oportuno dejó tiempo para trabajar en equipo y Lucía aprovechó para hablar con Silvia y contarle lo que pensaba de Kevin.
 
"¿Y si es suyo el móvil?"- dijo Silvia.-“¿Por qué no querrá decirlo?."
Lucía:" ¡Espera no tenemos pruebas de que él sea el dueño del móvil!. "
Daniel se había levantado a tirar un papel y Silvia aprovechó para llamarlo a su mesa y contarle sus sospechas.
Daniel, resuelto dijo:
-   “ ¿Por qué no hablamos con él en el recreo?".
Y así lo decidieron.


11.- Un acoso en toda regla
       El recreo llegó y nuestros amigos dejaron a un lado las libretas y sacaron su desayuno.
Como cuatro detectives fueron en busca de Kevin.
Tramaron hacerse los encontradizos y remolones para salir del aula dejando que Kevin, saliese el primero sin sospechar nada.
María dijo: “¡Dejemos que llegue al patio!”.
Nuestros amigos iban detrás dejando una distancia prudencial como los grandes detectives. De pronto, se pararon en seco… A Kevin le cortaba el paso:  Carlos, un grandullón de sexto que siempre estaba metido en problemas había parado a Kevin. Parecía enfadado.
            Los cuatro aprendices de detective, retrocedieron un poco , esperando que Kevin continuara su camino al patio: en ese instante Daniel dijo:
-“¡Tengo que ir al baño urgente. Me hago pis!.”
Lucía dijo: “¡Te esperamos en el patio!”
                  De pronto Kevin y Carlos retrocedieron. Creyendo que nadie los estaba observando volvieron sobre sus pasos y se encaminaron al baño de los chicos.
Llegando al baño Carlos dijo a Kevin:
-          “¡El dire ha visto el móvil!.¡Te dije que lo cogieras!”
                                    Daniel escuchó la voz de Carlos y se escondió en el baño. No quería ni respirar para no ser descubierto.
Carlos entró al baño diciendo:
-“¡Te dije que te lo llevaras!. ¡Pedazo de zoquete!. ¡Te voy a dar una buena paliza!”
Kevin, muerto de miedo y casi llorando contestó:
                     -“¡Me lo tiraste y rompiste tú!. Mi madre me estaba esperando. No pude sacarlo del WC y tenía que disimular para que mi madre no me notara nada.”
- “Pues como digas algo… se te va a caer el pelo. Te esperaré en la calle y te daré la paliza más grande de tu historia.”- replicó Carlos. Y continuó: “¿Trajiste la pasta?”
      -“¡Sólo pude traerte diez Euros!. No pude robarle más a mi pobre madre.-Contestó Kevin apenado.
             Daniel , escondido, ni respiraba. Estaba presenciando algo que podía salirle muy caro si aquel matón lo descubría.
       Por el contrario, el chico,  sin darse cuenta de la  presencia de Daniel seguía con sus amenazas:
-“ Si mañana no me traes 50 Euros lo que se te romperá  no será el móvil sino los dientes”- amenazaba Carlos cogiendo a Kevin por la camiseta.
-“¡Vámonos al patio!. ¡Y no digas nada enano!.”- ordenó Carlos empujando a Kevin al pasillo.
                
                 Daniel, esperó un buen rato hasta percatarse de que se habían ido. Hasta él tenía miedo.
Sus amigos estarían esperándolo en el patio y él tenía algo muy fuerte que contarles:
 ¡UN ACOSO EN TODA REGLA!
Daniel llegó al patio y al verlo sus compañeros le dijeron:
Lucía: - “¡Traes mala cara!.¿Te duele la barriga?”
Silvia: - “¡Si que has tardado! ¿Estás bien?”
-                                                                          - “ ¡Traes tan mala cara y has tardado tanto que juraría que tienes cagalera!”- dijo María en tono burlón.
                            Era una realidad. Daniel no sólo había tardado sino que traía mala cara   y parecía un poco asustado; lo que había vivido en el baño no era precisamente una broma.
Daniel contó a sus amigos lo sucedido.
-“¡Pobre Kevin”!- dijo Silvia.
- “¿Qué vamos a hacer ahora?”- interrogó  Lucía.
-“¿Hablamos con el dire? ¿Con la seño?”- preguntó María.
- Daniel: - “Lo primero vamos a calmarnos”.
                 - “ Tenemos que pensarlo bien. No nos precipitemos. No tenemos pruebas ; tenemos la palabra de Daniel contra la de Carlos y él lo negará.”- pensaba Silvia
               -"   ¡Hay que trazar un plan!. Recuerden las palabras de Webby: …”una tarea difícil …necesitarán un equipo…”- Recordaba Lucía.
                                  Quedaban quince minutos de recreo; lo suficiente para una reunión urgente.
Kevin pertenecía a la clase. El chico lo  estaba pasando muy mal y debían ayudarlo.
                      Los cuatro amigos pidieron permiso y se sentaron en un lugar apartado del huerto. El sitio     era ideal para hablar y pensar de manera inteligente.
Debían encontrar la forma de defender a su compañero.
Silvia: ¡Debemos pensar en algo que dejara en evidencia a Carlos! Pero…
Lucía: -“ Eso es…acosar al acosador”.
               - “Pero esto es un poco arriesgado para hacerlo nosotros solos. Kevin está en nuestra clase y creo que debe ser la clase quien le ayude y defienda.
                     Todos, sin que él lo sepa debemos participar en el plan. Además la seño podría ayudarnos. No es la primera vez que nos guarda un secreto. ¿No les parece?”.- Aportaba María.
            Los cuatro asintieron. En una cosa estaban de acuerdo. La misión no iba a ser fácil y había un compañero pasándolo muy mal. Debían ayudarlo.
                    Sonó el timbre y volvieron al aula. María se acercó a la mesa y dijo a la profe que los cuatro necesitaban  hablar con ella a solas de un tema importante.
             La profesora atendía siempre las demandas de su alumnado por lo que salió al pasillo dejándole una tarea a la clase. El resto del alumnado esperaba e intuía que algo importante había pasado en el recreo.
-“¿Tendrá algo que ver con el móvil de esta mañana?”- preguntó Gilberto.
-“ A lo mejor saben algo más.!”- dijo Adrián.
Mientras tanto Kevin no levantaba la vista de su libreta.
        Los chicos comentaron con la profe lo que Daniel había vivido en el cuarto de baño  y la profesora   estaba de acuerdo con ellos: debían trazar un plan; un plan tan inteligente que dejara en evidencia al acosador.
            Kevin se sentía mal; estaba tan nervioso que comenzó a dolerle el estómago y sentía ganas de vomitar.
                 La profe y los cuatro amigos entraron al aula y Kevin le dijo a la profe que si podía llamar a casa; se encontraba enfermo.
                                 -¡”Seguramente tienes un virus de estómago!”- dijo la profe para tranquilizarlo. “Ahora llamo a casa para que te vengan a buscar.”
         Era la ocasión perfecta: Si Kevin se iba a casa podrían comentar lo sucedido al resto de la clase y entre todos trazar un buen plan.
Después de un rato avisaban que la madre de Kevin había venido para llevárselo a casa.
¡Era el momento para hablar con todos!. ¡La clase tenía que ayudar!...pero…¿Cómo?.


12.-  Un plan de alto nivel .

“     Chicos, chicas- dijo la seño  con un tono bastante serio -hay algo que deben  prometerme que que  será un secreto. Siempre he podido confiar en ustedes. Nunca me han fallado y les pido que por favor ahora tampoco. Es un tema muy serio…”
 La profesora contó lo que había ocurrido en el recreo.
-             ¡Debemos ayudar!- dijo Evelyn- -“¡Debemos dar un buen escarmiento a Carlos.”
-          “El curso pasado me molestaba también”- dijo Thais.
-          “¡Vamos a pensar!”- dijo la seño.

Así entre todos fueron aportando ideas llegando a diseñar un plan infalible:
       Kevin debía traer mañana a Carlos 50 euros y seguramente él lo llevaría a algún lugar donde pudiesen estar solos. Así que nuestro equipo se dividió. Daniel estaría con Robert  escondidos en el baño. Lucía, Ginés, Gilberto, Adrián y Yissenia disimulando en la biblioteca. María, Ainara, Luchi, Alodia, Katherine y Eva estarían atentos cerca del huerto.
Daniela, Marcos, Thais, Dylan, Ainhoa  y Silvia cubrirían la escalera y  el pasillo del comedor.
Airán , Nayara, Martina, Daniela y Evelyn atentos siguiendo sus movimientos en el patio.      
           Todos  tendrían un móvil… necesitaban pruebas… audios, fotos…cualquier cosa que demostrara el acoso de Kevin. 

               Al día siguiente todo estaba preparado. Kevin vino al cole pero no sospechaba nada.
                    Sus  compañeros  estaban decididos a ayudarle sin que él se diera cuenta y así poder recabar pruebas para defender a su amigo.

Ll            LLegó la hora del recreo. La profe estaba muy atenta a los movimientos de su equipo. Hoy podía ser un gran día para Kevin que sin saberlo salía con su bocadillo en la mano.
La clase tomó posición en los lugares indicados esperando disimuladamente la aventura.
        Carlos ignorando lo que se le venía encima salió en busca de Kevin. Lo paró camino al patio como de costumbre y de malas maneras cosa que  disimuladamente pudo grabar Evelyn que venía detrás.
El matón llevó a Kevin de nuevo al baño y allí le dijo:
-          “Enano, ¿Me has traído los cincuenta euros?”
-          “No he podido. Mi madre tenía el dinero en su bolso y no tuve oportunidad de robarlo.”
      Robert y Dani, sin hacer ruido empezaron a grabar la conversación sin que los dos niños se dieran cuenta.
-          “¡             "¡ A este paso no voy a poder comprarme una Tablet! Así que vas a tener que robarla para mi.”- Decidía Carlos sin piedad.
-          “¡Yo no puedo hacer eso!”- suplicaba Kevin.
-          “¡Si que puedes o de lo contrario te las verás conmigo!”

-                               “Tu profe tiene una Tablet nueva y me encanta; la robarás y me la llevarás esta tarde al parque. ¡Te espero  allí a las 17:00h, ¿Entendido?”- exigía Carlos en tono amenazador.

             Carlos le dio un empujón a Kevin que salió del golpe al pasillo. El chico, casi llorando e intentando disimular se fue a la clase. Quedaba recreo y si no había nadie podría quitarle la Tablet a la seño.
                  Mientras, Daniel y Robert, salían del baño comprobando antes de que la grabación había sido un éxito.

Pero… no salían de su asombro. Debían decirle a la profe que su Tablet iba a desaparecer.
     El  recreo terminó y antes de entrar a la clase todos sabían que la operación Salvar a Kevin estaba siendo un éxito.
         La profe sabiendo que no tenía su Tablet, entró        en clase pero… no dijo nada. Había quedado c   con   Daniel, Silvia, Lucía y María. Irían  por la tarde al parque a la hora indicada por Carlos. Querían      nuevas pruebas:  sacar fotos y videos que pudieran demostrar las malas artes de aquel niño.

          Eran las cinco de la tarde cuando Kevin llegaba al parque. Nuestros amigos y la profe habían llegado mucho antes y estaban escondidos vigilantes. Vieron llegar a Carlos que parecía buscar a Kevin. Se encontraron y Kevin le dio la Tablet a Carlos llorando y diciendo:
-“ Yo no quiero ser un ladrón”
-“       - ¡Adiós niñato!” – dijo Kevin que con una carrera se marchó.
     Todo quedaba registrado en video. El plan marchaba adelante.
          Cuando Kevin se marchó sus compañeros contentos, se fueron también a casa.
      Tenían las pruebas. Ahora tocaba hacer sufrir un poco al matón de Carlos.
 
Carlos estaba muy contento: tenía una Tablet casi nueva y sin haber gastado ni un Euro.
      Llegó a su casa y allí estaba su padre y  como    siempre, sentado en un sillón viendo la tele: su hobby favorito. La madre de Carlos era la única que traía el dinero a casa. Trabajaba en unos almacenes acarreando mercancía de aquí para allá. A Carlos, el esfuerzo de mamá  le  importaba poco; en casa tenía un claro ejemplo de gandulismo en su padre que ya hacía tres años que había perdido su trabajo por no querer esforzarse y trabajar.

            Cuando la mamá de Carlos llegaba , después de un duro día de trabajo sólo oía por parte de su marido:
“¡Estabas tardando!. ¡Prepara la cena!”
    
         Carlos veía esto como cosa normal. Su padre, con su actitud, le enseñaba a aprovecharse del trabajo de los demás; a conseguir las cosas sin esfuerzo y a utilizar la violencia y las palabras malsonantes para ser respetado y tener autoridad. Dar miedo era su deporte favorito.
                                 El niño practicaba lo que aprendía en casa con Kevin y hasta ahora no le iba mal: Había sacado dinero y tenía una Tablet nueva.
 La madre de Carlos preparó la cena y se interesó por su hijo preguntándole por el día en el cole. Carlos hablaba poco en casa y esquivó muchas de las preguntas de mamá sin darle explicaciones. El muchacho tenía hoy muchas ganas de irse a su habitación para disfrutar con su nueva Tablet por lo que se inventó un dolor muy fuerte de cabeza.
Después de cenar, dio las buenas noches y se encerró, como de costumbre en su cuarto.
Su madre, se quedó en la cocina lavando los platos y poniendo todo a punto.
El padre de Carlos se sentó de nuevo en el sofá para continuar con su gran tarea: ver una película.
                  Ya tarde, el silencio se apoderaba de la casa. Los padres de Carlos dormían y él seguía investigando la Tablet de la profe.
o   “ Esta mujer no tiene ni un solo juego”- se dijo.
           Carlos intentó descargarse alguno pero… en su casa no había conexión a internet; su madre no lo podía pagar… lo que cobraba se le iba en el super, la luz, el agua, … lo justo y necesario.
                          - “Cuando pasen unos días me  la llevaré  al cole y descargaré los juegos allí. Mañana estarán todos buscando la Tablet de la tonta de la profe y no es buena idea tenerla en la mochila”- pensó Carlos apagando la Tablet y colocándola sobre su mesita de noche.

                 Así, sin más se dispuso a dormir. Había sido un día en el que había derrochado muchas energías. 
 “¡Menudo totorota!” pensó Carlos imaginando a Kevin  y esbozó una sonrisa.

                      De pronto la Tablet se encendió y un mensaje en letras gigantes parpadeaba ante el asombro del niño.
“-¿Quieres jugar?. ¡Entra!”
-“ ¿Qué es esto?- se preguntó Carlos y dijo: ¡Genial!.” Y entró en el juego. 
Al comenzar a jugar en la pantalla aparecían tres puertas y un mensaje :
“Si te crees muy listo elige una puerta.

Si eliges la correcta tendrás una gran sorpresa.”
-“¡Pues claro que soy listo!”- dijo Carlos y pinchó sobre la puerta del medio.
             La puerta  se abrió y al abrirse apareció una foto. Carlos estaba alucinando. ¿Cómo podía ser? ¿Cómo podía estar ahí esa foto?
                          -“¡Pero… bueno…¿Qué broma es esta?, -se dijo-¡Mañana me  cargo a este microbio  de un puñetazo!”
¡Era una foto de Kevin!
               Sin esperarlo, Carlos escuchó una gran carcajada. Venía de la Tablet y nuevamente  otro mensaje se le insinuaba :
“ Si te crees valiente… pincha sobre la flecha”
Una  flecha parpadeaba y le invitaba a seguir adelante.
     -   “Yo no tengo miedo a nada”- se dijo el muchacho y pichó sobre la flecha  pasando a la pantalla siguiente.  Allí le esperaban tres cartas y una breve instrucción:
 “Debes elegir una.”
Carlos eligió la tercera y de pronto girándose la carta apareció una frase:
“No está bien coger lo que no es tuyo”
Un poco impresionado Carlos se quedó parado.
-¡Casualidad!- pensó. ¡ Se nota que esta Tablet es de la profe! ¡Qué tontería!
Nuevamente  parpadeaba otro mensaje:
              “Si quieres ver un video impresionante y prohibido pincha en la tele adecuada. ¡Alucinarás!”
 Carlos ni lo dudó. Un video prohibido…
“¡Esto mola!. ¿De quién será?- pensaba.
“ ¿ Y si es de alguien conocido y le puedo chantajear sacándole pasta como a Kevin?
¡A ver si hay suerte y atino a la primera!"- se decía.
                    Carlos pinchó sobre la tele de la Izquierda y un video comenzaba… pero… de pronto el niño comenzó a sentirse verdaderamente mal; un sudor frío caía por su frente…
                          En el video  aparecía él mismo  y se veía a Kevin en el parque entregándole la Tablet de la profe.
Y de pronto aparecía un nuevo mensaje:
“¿Te ha gustado el  juego?”
                     Carlos no reaccionaba. Estaba en estado de Shock. Paralizado. Alguien lo tenía bien agarrado. Alguien además de Kevin sabía del robo de la Tablet. Pero…¿Quién?
Cuando el niño reaccionó  apagó la Tablet.
Se metió en la cama y sintió miedo.
 
                 Webby lo dejó  dormir. La noche era larga y nuestro amigo fue a casa de Daniel que se divirtió de lo lindo cuando el roedor le contó la reacción de Carlos.
También fue a casa de Silvia, Lucía y María.
Estaban dormidas y les dejó sobre la mesita un trozo de tarta de chocolate.
                                        Amaneció. Carlos despertó y lo primero que vio al abrir los ojos fue la Tablet. Antes de que su madre entrara en su habitación la escondió.
Rápidamente se fue a la ducha. Hoy debía estar muy atento.
Alguien había seguido sus pasos y parecía que estaba dispuesto a chantajearlo.
-          “¡ Vigilaré a Kevin no sea que se haya ido de la lengua” - pensó mientras se quitaba el jabón con el agua de la ducha.
                            Después, preparó sus cosas, cogió el desayuno ; se despidió de su s padres y puso rumbo al cole.
                   Al llegar al patio buscó  con la mirada a Kevin pero  aún no había llegado. 
 Le preguntó  a un amigo por él y éste le hizo saber de que Kevin estaba enfermo.
            Quienes estaban muy puntuales  eran Daniel y la mayoría de su clase que contentos con el  resultado           de ayer deseaban seguir el plan. Iban ganándole a Carlos con ventaja pero hoy tenían que continuar  hasta conseguir darle jaque mate.
               Daniel invitó a sus compañeros al huerto con el pretexto de que iban a quitar algunas malas hierbas y a regarlo un poco. Allí se organizaron. Carlos siempre dejaba tirada su mochila en el suelo del patio .Alodia y Ainhoa se encargaron de meter en ella  la siguiente nota:
“- Estás acabado.  Te estoy observando y  no te dedicas a nada bueno. Se lo diré a todos”.
Marcos y Robert se encargaron de poner debajo de su mesa un folio con grandes letras:
“ Todos sabrán lo que has robado”
 
         Y lo peor de todo: Con la ayuda de la profe  dejaron  sobre  la mesa del director un sobre con el nombre de Carlos por fuera. Dentro, pusieron  un pendrive con el audio del baño; Carlos se oiría amenazando y  pidiéndole a Kevin los 50 euros y diciéndole que robase la Tablet.
Se moriría de miedo al pensar que el director pudiera haber escuchado la grabación.
                     Cuando todo estuvo a punto, el timbre y el silbato del director anunciaban que había que comenzar la jornada.
Carlos con sus compañeros entraba en su clase sin saber  todas las sorpresas que le esperaban.
              Quiso sacar el estuche y la libreta de su mochila y encontró la primera nota; disimuló al leerla y miró a todos los compañeros de su clase.
-“ ¿Será alguno de estos mequetrefes el que sabe más de la cuenta?”-pensó.
           Intentó  sacar el libro de lengua de debajo de su mesa y el folio cayó al suelo con el precioso   mensaje: -“Todos sabrán que has robado”.
           Al leerlo Carlos se abalanzó sobre el papel. Casi lo lee su compañera. De nuevo miró a su alrededor y nervioso pidió permiso para ir al baño. Al salir de clase, justo en la puerta, el director le entregaba el sobre a su nombre.
“- Carlos- dijo el director- creo que esto es tuyo.”
El muchacho lo cogió. El director preguntó:
-“¿Te encuentras bien?”.
El niño asintió y se fue al cuarto de baño.
         Por primera vez se sintió acosado, intimidado. No tenía ni idea de quien le estaba jugando esta mala pasada. En el baño abrió el sobre y encontró el pendrive que se guardó en el bolsillo.
       Volvió a clase y no podía concentrarse. Kevin no estaba  en el colegio y además era demasiado cagueta para preparar y maquinar todo ese plan.
       No podía pensar. Llegó la hora del recreo y haciéndose el remolón se quedó  en la clase. Su         profesora había dejado el ordenador encendido y no había nadie con él.
           Era el momento de ver que tenía  el pendrive:; un audio, una grabación. Se aseguró que el volumen de los altavoces estuviera  bajo y se quedó de piedra: era él, su voz ; una grabación que lo dejaba por los suelos. Quien quiera que la tuviese en su poder tenía una verdadera prueba que le permitiría hasta  expulsarlo del cole.
Carlos pensó en el director. Se puso blanco como la pared de pensar que él hubiese escuchado la grabación antes de entregarle el sobre.
-“¿Qué pensaría mamá de él si lo supiera?”
“¿Qué haría el bruto de su padre si se enteraba?”- miles de preguntas pasaban por su mente.
De pronto, una profesora que pasaba lo vio en el ordenador y le preguntó:
 - “¿Qué haces?. ¡Vete al patio!”
Carlos sin decir palabra salió.
          Situados en lugares estratégicos estaban nuestros amigos que vieron salir a Carlos de la clase nervioso y blanco como la pared.
Silvia, muy atrevida, le preguntó:
- “Carlos, ¿Te encuentras mal?”.
Pero Carlos, casi sin mirarla le dijo: “¡Me duele la barriga!.
Cuando Carlos se marchó al patio el equipo  de la clase de Kevin celebraba el éxito del día.
-          “Aún hay que seguir apretándole aún más” - dijo María.
       Todos estuvieron de acuerdo y se fueron al patio. Querían seguir los movimientos de Carlos que pensativo se había sentado en las gradas del patio.

13.- ¡Jaque mate!
            Carlos estaba inquieto, sorprendido, intrigado. 
             Nunca se hubiera imaginado que alguien lo  controlara  de esa forma. Se sentía observado y lo que peor llevaba era el no saber quién estaba detrás de todo.  
           Terminó la mañana y como todos los días se quedó a comer en el cole. No tenía apetito y su aspecto no era muy bueno.
            Al salir del cole más de una vez miró hacia atrás. Nadie lo seguía pero se sentía observado.
Esa sensación le agobiaba.
               Llegó a casa y como cada tarde su padre lo saludó recostado en su sillón. Carlos fue a su habitación. No tenía hambre y se saltó la merienda. Se acostó sobre su cama pensando en todo lo vivido. Quiso coger    la Tablet robada pero le daba miedo. ¿Qué podía hacer ahora? . A nadie podía contar lo que le pasaba porque si lo hacía quedaría al descubierto. Estaba en una encrucijada.  Su padre tenía la tele muy alta y el ruido no lo dejaba pensar.
En cambio, Kevin estaba muy tranquilo en su casa. Mañana volvería al colegio porque estaba mejor y no debía perder clase. Muchas veces le rondaba por la cabeza la idea de que su profesora estaría buscando su Tablet por todos lados y se llenaba de tristeza; ella siempre había sido muy amable con él y no se merecía pasar ese mal trago. El niño , se sintió muy cobarde; tenía que haberle hecho frente a Carlos pero le pudo el miedo; tenía que haber hecho público que Carlos lo acosaba continuamente.  Se había convertido en un ladrón por ser tan cagueta.
-“Esto no puede seguir así”- pensaba.  “¿Qué puedo hacer?”
A su vez, toda la clase de Kevin se había reunido en el parque:  sus compañeros tenían que dar Jaque mate a Carlos.
-“ Debe probar su propia medicina”- dijo Martina bastante enfadada.
-“Debemos hacer que se arrepienta para siempre.”- concluyó Airán.
-“¡Seamos creativos!”- Expresó Alodia
Gilberto, tuvo una idea: “ ¿ Y si le ponemos una nota en su mesa diciéndole que si no devuelve la Tablet publicamos la grabación del baño?
-“¡Eso es!”- tendría que buscarse la vida para devolver la Tablet y seguramente usaría de nuevo a Kevin.
- Pero- preguntaba Daniela- ¿y si hablamos con Kevin y le pedimos que se niegue a hacerlo? ¡Tendría que hacerlo Carlos!.
A todos les pareció bien. Concluyeron en comenzar mañana mismo la segunda parte del plan. Comenzaba la operación JAQUE MATE.
 Llegó un nuevo día. Nadie había dormido bien esa noche aunque los motivos eran muy distintos.
El colegio abrió sus puertas como cada día y el patio se iba llenando de niños y niñas.
Kevin entraba decidido a plantarle cara a su acosador  aunque sólo pensarlo le daba pánico.
Carlos vio a Kevin pero ni quiso acercarse. Se sentía observado y vigilado.
Marcos, Ainhoa y Luchi estaban atentos a los movimientos de Carlos porque a la vez Daniel y Gilberto se colaban en la clase de sexto  y dejaban la nota bajo  su mesa:
“Devuelve la Tablet o publico  la grabación. Todos sabrán la clase de persona que eres."
¡Misión cumplida!- dijeron los niños al salir de nuevo al patio y en ese momento sonó el timbre. Comenzaba la mañana que prometía ser interesante.
Todo el Centro comenzaba su jornada. El alumnado entraba a clase y sacaba el material de trabajo. Nuestro amigo Carlos intentaba sacar sus libretas cuando un gran folio caía de nuevo al suelo.
El pánico se apoderó de Carlos. De nuevo una nota. Disimuladamente cogió la hoja de papel y leyó.
-“¡Devolver la Tablet!-  se dijo Carlos. Pensó: “Le diré a Kevin que lo haga y si hago que lo pillen pensarán que ha sido él …claro que tienen  el video  del parque donde me da la Tablet y la grabación del baño …”
Carlos le daba vueltas al asunto mientras su profesora se esforzaba en explicar matemáticas.
-“¡No encuentro la solución!- ¡Devolveré la Tablet!" pensó.
     Casualmente la tenía en su mochila. En casa no podía descargarse ningún juego y quería aprovechar la WIFI del cole.
      -“ Buscaré a Kevin en el recreo y le diré que la ponga en su sitio”.
         También Kevin había comenzado la jornada escolar. Cada vez que miraba a su profesora se sentía un ladrón. La pena llenaba su corazón y no se sentía en paz. Hacía muchos días que no encontraba un motivo para una sonrisa.
Lucía, sentada a su lado observaba a Kevin y amigablemente le lanzó una pregunta:
-“¿Te arrepientes?
Kevin contestó rápidamente: -“¿De qué?
-“¡Bien que lo sabes!”- replicó Lucía que continuaba diciéndole: ¡Yo que tú, sería menos miedica!
Kevin estaba asombrado. Lucía sabía algo  pero…¿Hasta dónde sabía?
El muchacho quedó en silencio pero Lucía no estaba dispuesta a perder a un amigo y continuó:
“¡Toda la clase está de tu parte y te apoyaremos siempre!”.
        Kevin sintió que era la oportunidad de contar con alguien; era el momento  de expresar el miedo que le tenía a Carlos.
             En ese momento la profe dejaba espacio para trabajar en grupo cosa que aprovechó Kevin para hablar con Lucía y contarle lo sucedido. La niña le dijo: “Debes hablar con la profe. Ella quiere ayudarte también.”
“-Hablaré con ella después ”- afirmó Kevin-  ahora, en el patio quiero hablar con el matón de Carlos.
-¿Te atreverás?”- preguntó  Lucía.
Sabiendo que ustedes me apoyan creo que podré hacerlo- contestó Kevin.
Hora del recreo. Todos salieron al patio.
 
Disimuladamente la clase de Kevin se situó  estratégicamente en el  patio. Como buenos detectives querían controlar los movimientos de Carlos sin que éste se percatara. Las notas que habían enviado  hablaban en singular, nunca como grupo por lo que fue fácil hacerle creer a Carlos  que estaba vigilado por una  persona cuando en realidad  lo   observaba  una clase entera.
Kevin tampoco sabía el plan y los compañeros no dijeron nada. Era mejor; así no metería la pata.
Carlos buscó a Kevin y acercándosele le dijo:
-“¡Enano, tengo un trabajo para ti!”
Kevin sintió que su corazón latía muy fuerte pero envalentonándose dijo:
-“No soy un enano y tampoco busco trabajo”.
Carlos lo fue a coger del cuello ante aquella respuesta pero se reprimió al pensar que podrían estarle observando o grabando.
-“¿Cómo te atreves a contestarme así?-  Tienes que volver a poner la Tablet en la mesa de la profesora.”- dijo el muchacho.
Kevin  respondió:
-“Eres un matón pero no eres nadie. ¡Tan sólo un cobarde. ¿Por qué no te atreves y como un hombre vas y devuelves la Tablet por ti mismo?”
Carlos amenazante ante aquella respuesta dijo : “¡Te voy a romper hasta el último hueso!”
Y Kevin contestó : -“ Antes te las tendrás que ver con el director y con tus padres porque soy yo el que desde ahora no se va a callar: cuando toque la sirena iré con el director y le contaré todo lo que me ha pasado y si hace falta iré a la policía.
Carlos pegó una patada a una papelera y se alejó hacia otro lugar del patio.
Kevin se sentía orgulloso de si mismo. Estaba muy nervioso, el corazón latía más rápido que nunca pero…había empezado a ser el niño que era.
Por otro lado la pandilla clase actuaba. Habían colocado otra nota sobre la mesa de Carlos:
-“¡Seguimos observándote, cuídate bien de no tomarla con nadie. Aún   no has devuelto la Tablet.  Recuerda que a la mínima que hagas publicaremos las grabaciones!”
Carlos, de vuelta, se encontraba la nota que le daba la Bienvenida.
                Nervioso y acorralado cogió la Tablet y pidiendo permiso para ir al baño se encaminó a la clase de Kevin.
-        "  ¡Entregaré la Tablet diciendo que me la he encontrado!"- pensó.
Y así, pidió permiso para entrar.
Se dirigió a la profesora y le dijo:
-          “Me he encontrado esta Tablet, ¿Es de alguien de esta clase?"
La profesora aguantando su enfado ante un niño tan golfo y mentiroso contestó:
-“¡Es mi Tablet!. ¡Por fin aparece! ¿Dónde estaba?"
-          ¡Me la encontré ayer, detrás del sofá del pasillo!- contestó Carlos.
-      "    ¡Has sido muy amable y honrado al traerla!. Muchas  gracias."- Contestó la profesora.
 
               Todo el alumnado sabía la verdad y a todos les estaba costando mucho callarla incluyendo a Kevin que no salía de su asombro.
De pronto, cuando Carlos iba a salir de la clase, Kevin se levantó y dijo:
-“Seño, tengo algo que decirte.”
Carlos miró a Kevin que estaba envalentonado mientras que él se sentía verdaderamente aterrado. La situación no la controlaba. ¿Sería Kevin capaz de delatarlo ante todos?.
             Inesperadamente Kevin, de pie , miró sin temor a Carlos y le preguntó al ver que retrocedía y no se marchaba:
-“¿Quieres contar algo más?"
Carlos dio un portazo a la puerta y se marchó.
La clase quedó en silencio. Un silencio tan grande que hasta hacía daño. De pronto la seño se acercó a Kevin y le dio un abrazo. El chico lo necesitaba. Estaba temblando. Entonces  toda la clase rompió en un gran aplauso.
 Kevin sintió algo maravilloso: el perdón de su profe y el apoyo de toda la clase. Se sentía muy feliz.
Todos se sentían orgullosos y María sin poderse reprimir gritó con gran satisfacción:
-“¡JAQUE MATE!."

Pero faltaba un detalle: Kevin había cogido del monedero de mamá unos 50 Euros y él quería devolverlos.
A la salida del cole, antes de ir al comedor buscó a Carlos.
-“¿Qué quieres enano?- preguntó Carlos.
- Por tu culpa le he robado a mi madre 50 euros y quiero devolvérselos. Tráeme mañana mi dinero y estaremos en paz. Sabes que ya no me das miedo. Si no me traes mi dinero diré todo lo que me has hecho."
Carlos pensó  en aplastar de un puñetazo a Kevin pero no estaba en condiciones de hacerlo. Se sentía vigilado y acorralado- Kevin parecía estar dispuesto a todo y había alguien que tenía las pruebas suficientes para su expulsión.
-¡Te lo traigo mañana pero… me tienes que prometer que no dirás nunca nada de lo que ha pasado!- dijo Carlos bastante agobiado.
-“¡De acuerdo!- si no me molestas nunca más, te dejaré en paz.- prometió Kevin.
Carlos sabía que había perdido toda batalla. Al día siguiente devolvería el dinero a Kevin y lo dejaría en paz. Quizá así, él  se libraría también  del personaje misterioso que tenía las grabaciones y que lo tenía acorralado.
La clase de Kevin decidió guardar el secreto. Nunca Carlos debía saber que ellos eran los defensores de su compañero.
La profesora, pidió en privado  las grabaciones  a Daniel y ella las guardó a buen recaudo.
 
14. Haciendo Memoria.
 
               Los compañeros de Kevin estaban muy orgullosos. Se sentían fuertes, vencedores; un  equipo capaz de ilusionarse, trabajar juntos, coordinarse… compañeros y amigos.
Ya no eran  tan  pequeños; diseñando el plan y  ayudando  a Kevin habían sido capaces de respetarse, dejar las rivalidades que algunas veces existían y ponerse todos a una. Superando  una dificultad  habían crecido y eso hacía que se sintieran bien.
               La profesora a su vez, pensaba igual;  junto a su alumnado se superaba  cada día  como persona y como docente.
            Daniel, María, Lucía y Silvia deseaban volver a encontrarse con Webby  y celebrar lo sucedido. Pero…¿Y la magia?
¿La magia de la clase? ¿Dónde estaba?
No podían encontrarse de nuevo con el roedor sin dar respuesta a esas preguntas.
     De pronto Daniel se sorprendió; Dylan comentaba en voz alta: “Hoy he comprendido la magia del equipo. Juntos hemos sido invencibles”.
También a Silvia le había llamado la atención ese comentario y ambos se miraron con complicidad.
Mientras, la profesora les recordaba que el trimestre estaba terminando y que pronto iban a dar las notas pero les proponía no sólo evaluar los conocimientos sino también sus habilidades, sus capacidades… y todas aquellas tareas  que habían realizado juntos.
 Les propuso un trabajito para casa: debían reunirse en pequeños grupos y realizar una breve síntesis del trimestre buscando los logros y los aspectos a mejorar de las tareas realizadas tanto a nivel personal   como las realizadas en grupo.
      Era viernes  Daniel , María  y  Lucía planearon quedarse a dormir en casa  de Silvia. 
 Propusieron hacer juntos la tarea marcada y así  de paso, darle a Webby  la oportunidad de que les hiciera una visita.
¡Estaban deseando ver a su amigo ratón!
Por la tarde, la madre de Silvia les preparó una estupenda merienda.
Después, se fueron a trabajar  y juntos comenzaron a repasar el trimestre.
Recordando lo vivido Daniel cuestionó :
-          ¿Te acuerdas Silvia cuando me tomaste por chiflado?
-          “¿Cómo me iba a imaginar que te visitaba un ratón?”- preguntó  Silvia.
-          “Pero…no te reíste de Daniel y supiste guardarle el secreto”.- dijo Lucía.
-          “¡Eso demuestra lo buena amiga que eres!. Siempre he pensado que puedo fiarme de ti ”
- afirmó Daniel.
        Silvia le devolvió una gran sonrisa.
-          “¡Verdad!”.- dijo María. “Sigamos…”
-       “Y…¿Si ponemos en la tarea que fue un puntazo  dejarnos hacer juntos la Cueva del Tiempo?. Con ese proyecto  pudimos decidir por nosotros mismos, trabajar en equipo, investigar, aprender, respetar a todos, ayudar a quienes tenían  más dificultad…
-          ¡Sí!- Fue genial. Proyectos así se deben repetir.- dijo Lucía.- Ojalá siempre fuese así. Darían más ganas de ir al cole. A veces pienso que los profes deberían ponerse un poco más en  nuestro lugar:
¿Cómo pedirle a un niño o a una niña que esté tanto tiempo sentado/a, callado/a y concentrado/a?
-          “Escribe, escribe… que algo vamos teniendo.”- Dijo Silvia a Daniel.
-          “El sólo hecho de inventar, investigar, hacer un decorado…motiva más”- aportaba María.
-          ¿Y la Campaña contra el mal uso del plástico?- Preguntó Lucía.
-          ¡Fue un éxito!- dijo Silvia
-          ¡Todos colaboramos!- afirmó María.
-          ¿Recuerdan el día del Huerto con el  pico del Zarapito enganchado en una botella de plástico?- Preguntó Daniel
-          “¡Siii!”- dijo María. “Ese día fue muy importante para mí. Gracias a esa aventura comencé a formar parte de la clase.
         Me sentí aceptada y que me daban una nueva oportunidad … hoy tengo amigos y amigas como ustedes.”
-          “¡Y nosotros pudimos conocer tu historia;  darnos cuenta de que como tú hay miles de niños y niñas en campos de refugiados que siendo inocentes deben pagar las consecuencias de las guerras que se forman en los países.!”- aportó Silvia.
-          “La guerra no lleva a ninguna parte y la pena es que no terminamos de convencernos.”- replicó  con pena María.
-          “¿Vendrá Webby  esta noche?”- preguntó Lucía.
-          “¡Creo que si  pongo un trozo de queso de Artenara al lado de mi Tablet aparecerá ¡”- dijo riendo Silvia.
-          “¡Lo creo!”- dijo Daniel. “Pero…sigamos…”
-          “Otra cosas positiva ha sido el que la clase se pusiera de acuerdo para ayudar a Kevin.”- aportaba Lucía.
-          Pues sí. Hemos sido geniales. Nadie se chivó. Diseñamos juntos el plan…un equipo maravilloso. No se debe acosar  a nadie.- dijo Lucía.
-          “¡Estoy muy orgullosa de pertenecer a esta clase!”- Afirmaba María.
-          “Pues parece que tenemos un montón de cosas positivas en este trimestre.”- apuntaba Silvia.
-          “Hemos terminado.”- concluyó Daniel.
-          ¿Salimos un rato a jugar?- Preguntó Lucía.
        
         Nuestros amigos habían terminado la tarea que la seño les propuso. Se  merecían  jugar un rato.
  No era la primera vez que se quedaban en casa de Silvia.  Como era costumbre cenaron juntos y después de ver una peli se fueron  a dormir. Como siempre cada uno se acomodó en la habitación y Silvia puso sobre la silla su Tablet y junto a ella un trozo de queso.
“- ¡Qué olorcito a queso! ¡Espero que aparezca Webby!”- dijo María.
-          ¡Seguro que no se lo querrá perder!- dijo Silvia.
       Daniel y Lucía sonreían; a Webby le gustaba demasiado el queso duro de Artenara como para no venir y   darle un buen bocadito. 
  Webby tardaba y los niños se durmieron .  El silencio se fue apoderando de la casa. De pronto un olorcito a tarta de chocolate recién hecha despertaba a María.
Y  Allí estaba Webby calladito, disfrutando,  con la boca llena de queso.
María no pudo contener la risa y dijo: -- -“¿No pensabas saludarnos?”
-          “¡Claro que sí!”- contestó Webby saboreando el queso.” Estaban tan dormidos que me daba pena despertarlos.
Además les he traído tarta de chocolate. ”- dijo Webby con cara de pillo.
Los que estaban durmiendo se despertaron y Silvia dijo a Webby:
-“¡Buen queso!, ¿eh?”
-“¡Está de muerte!”- respondió Webby.
“Y …hablando de todo un poco…¿Ya han hecho el trabajo que mandó la profe?
¿Han hecho memoria del trimestre?-“ Preguntó interesado el roedor.
-          “¡Por supuesto!”-contestó rápidamente  Lucía.
-          “¿Y han encontrado la magia de la clase?”- preguntó desafiante el ratoncito.
Los niños se miraron y sonrieron.
Webby preguntó de nuevo: - “¿Dónde está la magia?
María respondió: Mira Webby creo que voy a ayudarte a demostrar que en nuestra clase hay magia.
Daniel, Lucía y Silvia se quedaron asombrados. ¿Qué sabía María?.
María continuó diciendo:
- “En nuestra clase hay magia; la he podido ver cada vez que supimos respetarnos unos a otros;
 se creó la  magia en el ambiente  el día que fuimos capaces de trabajar en equipo sin pelearnos  y sin rechazar a nadie por ser diferente montando la cueva del tiempo.”
Daniel pilló la idea y prosiguió :
            
          La magia apareció en el huerto cuando todos aceptamos que María era nuestra compañera y que tenía la capacidad de ayudar al Zarapito. Sentimos y olimos  la Magia de la solidaridad con el medio ambiente cuando juntos realizamos la campaña contra el mal uso del plástico.”
Y continuó Silvia:- ” Ver levantarse a Kevin sintiéndose libre de Carlos gracias a nuestra ayuda fue un momento  increíble y mágico.
-“Magia de verdad, sin trucos fue el plan que como equipo supimos trazar para que Carlos le devolviera la Tablet a la Profe sin que ni el director se enterara.”- afirmó Lucía.
“ Y mágico fue el momento en que encontré a estos amigos. ¿Sabes? Por primera vez en mi vida y después de haberlo pasado tan mal, tengo amigos de verdad.”- afirmó María.
 
-          “…y cuando Silvia creyó en mi…-dijo Daniel mirando a su amiga- … y nos dimos un gran abrazo en el patio.”
 
        
Webby estaba impresionado. Los cuatro amigos estaban en lo cierto habían descubierto la magia de un ambiente, la magia de la clase.
-“Les felicito “-dijo Webby- Se merecen un trocito de tarta de chocolate.
Han descubierto  que en la clase hay magia y cómo poder lograrla.”
-“Webby- preguntaba María- ¿Sabes algo de Carlos?.”
-“Pues sí. Llegó muy pensativo a su casa y su madre, al verlo intentó hablar con él. Carlos se sentía muy mal y le contó todo a su madre desde el principio y ella le animó a empezar de nuevo y el chico decidió cambiar.
- ¡Qué bien!- dijo Silvia.
“Bueno amigos, debo marcharme. En otra parte del mundo hay un niño que me está esperando. Espero que mañana la profe se sienta orgullosa con el trabajo de ustedes.”- dijo Webby sonriendo.
-“ ¿Te veremos en otra ocasión?- preguntó Silvia.”
-          “¡Por supuesto!.-contestó Webby. -¡Tendrán noticias mías!”
De un salto Webby se metió en la Tablet. Los niños estuvieron hablando un largo rato y después se quedaron dormidos. Al día siguiente era domingo y cada uno lo pasó con su familia.
 
Llegó el lunes y todos fueron al cole. En el patio vieron a Carlos que se acercaba a Kevin. Disimuladamente se acercaron a cotillear. Pudieron escuchar a Carlos que pedía perdón a Kevin y éste le perdonaba diciéndole que no volviera a pasar.
Sonó el timbre y la profesora después de dar los buenos días propuso poner en común el trabajo de todos los grupos
Ella quería hacer memoria; evaluar el trabajo de todos.
Daniel, Lucía, Silvia y María expusieron el suyo al igual que todos los niños de la clase. Todos coincidían en lo mismo. El trimestre había sido muy rico; habían aprendido muchísimas cosas y había más positivo que cosas a mejorar.
          
Al  terminar la puesta en común de todos los trabajos la profe hizo notar que sobre su mesa había un gran caja de forma circular.
-"¿De quién es esta caja?" –preguntó la seño.
Nadie respondió.
Entonces la profesora la abrió.
-“¡Qué maravilla!”- dijo sorprendida  mientras sacaba una enorme y rica tarta de chocolate.
En el fondo de la caja había un mensaje:
“¡Enhorabuena a todos! ¡Se la merecen!"
Firmado: W.”
La profe preguntó: - “¿Quién ha traído esta tarta?.¿Nadie?”
     Daniel, Silvia, María y Lucía lo sabían; era la tarta que Webby les dejaba siempre. Una riquísima tarta de chocolate recién hecha.
La profe no se lo pensó dos veces; seguramente la habría dejado allí alguna mamá porque alguna acostumbraba a hacerlo. Así que repartiendo la tarta dijo:
-“¡Chicos, chicas, parece que en  mi clase  HAY MAGIA!”.
 
                      Una clase para disfrutar, enseñar y crecer.
                                ¿Qué más se puede pedir?