1.- ¡Las cosas de Daniel!
Daniel es un chico avispado, inquieto, con ganas de disfrutar con los amigos; alguien con el que es imposible aburrirse; con él tienes la oportunidad perfecta para correr aventuras y pasar una tarde de sábado jugando en la calle No es lo que se dice un pedazo de estudiante pero es capaz de aprobar y de sacar adelante su curso. Extrovertido, un poco desobediente y un buen amigo. Un amigo de esos que es difícil encontrar; de los que no dicen tus secretos y del que uno se puede fiar cuando hacemos alguna trastada en el cole. En definitiva, un buen chico.
Acaba de
llegar a casa después de un largo día. A regañadientes va a ducharse porque
mamá le ha dicho que se bañe y se ponga el pijama para después cenar. Y ahí lo
tenemos : duchadito en su cuarto poniéndose
el pijama.
-
Daniel-:
¡Ya voy mamá! ¡No puedo darme más prisa!.
Daniel, mientras se viste, enciende la Tablet. Quiere
ver si mamá le deja cenar con ella y se la lleva a la cocina.
-
Mamá :
¡Deja la Tablet en tu cuarto y ven a
cenar!
Su madre ha sido contundente. No quiere la Tablet en
la cena. Así que nuestro amigo la deja encendida encima de su cama pensando que después de
cenar jugará un rato.
Mamá durante la cena le pregunta que tal ha ido hoy
el cole y si ha terminado todos los deberes. Daniel le dice que sí y cena
tranquilo pensando que su Tablet está sobre la cama.
Papá llega del
trabajo .Saluda a mamá y a Daniel y pregunta de nuevo la eterna pregunta:
-
Papá:”
¿Qué tal Dani? ¿Has hecho los deberes?”
Parece que están todos empeñados en lo mismo. “¿Es
que los mayores no tienen otro tema más interesante para hablar con sus hijos?”-Piensa
Daniel mientras termina de cenar.
-
Daniel:¡Terminé
¡ ¡Me voy a jugar un rato con la Tablet!
-
Papá:
¡ De eso nada monada! Es muy tarde y debes dormir! Mañana hay que ir al cole y
no puedes rendir muerto de sueño.
Mientras Daniel se lavaba los dientes papá fue a su
habitación. Cogió la Tablet que aunque con la pantalla apagada estaba encendida
y la puso sobre la mesita de estudio de Daniel.
Daniel llegó a su cuarto y creyendo que papá había
apagado la Tablet pensó que papá tenía
razón: Había sido un día lago y duro y debía descansar. Mañana tenía a la vista
un control de mate y debía estar despejado así que se metió en la cama, dio un
besote a su padre y se dispuso a dormir. Papá
cerró la puerta de su cuarto para que el ruido de la tele dejara
descansar a su hijo y Daniel buscó la postura más cómoda para dormir.
Fue entonces, en el silencio y en la penumbra de su
habitación cuando algo sucedió. La Tablet que estaba sobre su mesita escritorio se encendió. Daniel se dijo: - “¡Vaya!
Papá no la apagó! -Se bajó de la cama, fue hacia su mesa y entonces … la Tablet
se iluminó y en la pantalla apareció un gran mensaje con grandes letras: “ No
tengas miedo. Quiero conocerte… No te has dado cuenta pero quiero que sepas que
en tu clase HAY MAGIA. Ahora es tarde
pero mañana… después de cenar te estaré esperando. Cuando vengas, pincha en la
varita mágica que te dejo en la pantalla… Sólo cuando tu pinches, funcionará y
no debes pasarte de la hora indicada, si llegas más tarde no podrás comenzar la
aventura. Estoy deseando que me conozcas. Buenas noches. WEBBY.
2.- ¿Y ahora qué?
Daniel no salía de su asombro. No solía ser miedoso
pero tenía que reconocer que aquello le daba un poco de miedo. ¿Y si se lo
contaba a mamá? Casi abre la puerta de su cuarto pero pensó: “Mamá no me
creería y además papá me regañaría por coger la Tablet.
Así que intentó calmarse y esperar hasta la noche
siguiente.
Pero…nada…era imposible dormir sin darle vueltas a la
cabeza… ¿ Una Varita mágica? ¿Webby? ¿magia?... “¿Será una broma de papá?”” ¿Alguien
me querrá tomar el pelo?” “¿Será esto una trastada de algún gracioso de mi
clase?”- Se preguntaba Dani sin poder dormir.
Ya se consideraba un niño mayor
como para creer semejantes tonterías pero el reloj de su mesita marcaba las
tres de la madrugada y él seguía sin pegar ojo. Así que se levantó y encendió
la Tablet . Sin más pinchó en la varita mágica pero… nada…no ocurrió lo que él
esperaba. Entonces se dijo: “- Será cuestión de dormir. Mañana, control de
matemáticas y si no lo saco seguro que me desaparecen la tablet.” Se acostó y
se durmió.
A la mañana siguiente su madre vino a despertarlo como cada mañana pero Daniel ya estaba despierto. Mamá se sorprendió porque siempre se hacía el remolón. Dani se
levantó rápidamente y en un plis plás ya estaba desyunando.
Mamá preguntó:
“¿Qué pasa hoy que estás tan diligente?”.
-“Nada mamá” –contestó Daniel -“ …que estoy deseando ir al cole y hacer el control. He estudiado
mucho y espero un sobresaliente ; es a primera hora y no quiero llegar tarde”
Mamá pensó:
-“¡ Responsable se está volviendo mi niño! “
Pero… lo que no se imaginaba mamá es que la prisa por
llegar al cole tenía otra explicación: Daniel quería contar lo que le había
pasado a su mejor amiga.
-“¡Seguro que Silvia me ayudará a resolver este
enigma!- pensaba Daniel. -“Para que me crea me llevaré conmigo la tablet”-
Y sin que mamá se diera cuenta, Daniel metió la Tablet
en su mochila.
Llegó al cole y se despidió de mamá. Silvia estaba
jugando con sus amigas y Daniel la llamó.
Daniel: - “Tengo
algo que contarte; algo que no puedes decir a nadie hasta que averigüe que es
lo que realmente me está sucediendo.”
Silvia no salía de su asombro. La cosa pintaba
interesante y ella prometió guardar el secreto. Tocó el timbre y se fueron a clase.
Eran las 9.00 h.
La clase de Daniel era una clase con encanto. La
profe siempre se esmeraba por tener el aula decorada y normalmente el alumnado
se sentaba en grupo. Solía ser agradable
con ellos; era alguien a quien le gustaba enseñar; alguien que se preocupaba de
que en la clase hubiese buen ambiente, todos se ayudaran y la que luchaba porque el
respeto a todos fuera la asignatura más importante. No había cosa que más
enfadara a la profe que las faltas de respeto a compañeros y profesores. Con
ella, habían hecho un sinfín de
proyectos interesantes…la clase era un gran equipo…pero magia…y tablets que se
encendieran solas… imposible que fuera ella la artífice de aquella historia.
Así que Daniel rechazó la idea de que la profe tuviese algo que ver.
Después
de los buenos días comenzó el control de matemáticas. Daniel lo hizo sin problema.
Silvia pidió ir al baño y Daniel aprovechó e hizo lo mismo. En un descuido de la seño sacó la Tablet al
pasillo con el propósito de enseñarle a Silvia aquel icono mágico que se encontraba
en medio de la pantalla: La varita mágica.
Ya estaban en
ello. La Tablet estaba encendida. De pronto, alguien, ( como suele suceder en
el cole cuando quieres hacer algo y que nadie se entere), Pedro, el bocazas de
turno, los vio y dijo con voz de pito que rompía los oídos: “-¿Qué hacen con la
Tablet en el pasillo?”
El director, que pasaba… preguntó lo mismo y en un
segundo, en un sólo segundo, Daniel vio que su Tablet descansaba sobre la mesa
del dire.
Silvia y Dani se fueron a la clase.
-“¿Qué voy a hacer ahora?”- Pensaba Daniel, mientras
Silvia pedía permiso para entrar en clase.
-“¡ Esta noche!, necesito la Tablet para esta noche! y ...¿Cómo le digo a mamá que mi Tablet está en el despacho del dire?"
Silvia escribió una nota y la hizo pasar a Daniel: - “Tengo
un plan para recuperar tu Tablet”. Nos vemos en el recreo.
."¡Te prometo que no te engaño!"- dijo Daniel a Silvia. "¡Estaba
ahí!"
- ".
¿Y para esto he pasado una regañina del
director? ¡Dani! ¡Seguro que lo soñaste!"- dijo Silvia.
El timbre sonó y aquel silbato
inconfundible que nos recordaba que había que volver a
la fila.
3.- ¡Un nuevo encuentro!
La jornada
escolar terminó y nuestro amigo regresó a casa. Cuando mamá le abrió la puerta
le hizo la esperada pregunta: - “¿Qué tal el cole? ¿Y el control?”
Dani traía el control con un 9 por
lo que fue estupendo para entretener a mamá y poner disimuladamente la Tablet en
su sitio.
Al rato llegó papá y felicitó a
Daniel. No sólo por su nueve en matemáticas sino porque había hecho los
deberes, se había duchado y puesto el pijama sin hacerse el remolón de siempre.
Mamá le dijo a papá: -“¡ Se está
haciendo mayor! ” y papá sonrió con esa
sonrisa de complicidad y orgullo que ponen los padres al comprobar que ha
valido la pena repetir tantas veces lo mismo.
Llegó la cena y mientras cenaban,
solamente una cosa rondaba por la cabecita de Dani.
¿Lo adivinas?. SU TABLET
¿Lo adivinas?. SU TABLET
Pronto llegaría la hora indicada
por Webby pero varios sentimientos y
preguntas se agolpaban en su interior : ¿Miedo? ¿Incertidumbre? ¿Y si la varita
no aparecía más? ¿Y si no averiguaba nada? ¿Qué pasaría esa noche? ¿Conocería a
Webby?¿y qué quiso decir Webby cuando escribió que en su clase había magia? Muchas
preguntas sin respuestas. Daniel acabó de cenar y después de lavarse los
dientes dijo: -“ Estoy muy cansado, me quiero acostar” ¡Buenas noches!
Papá y mamá se sorprendieron pero
no le dieron importancia. Dani se fue a la cama y papá lo arropó comprobando
que su estado de salud estaba correcto y al rato mamá llegó a su cuarto y tras
un abrazo y un beso cerró la puerta del cuarto.
Daniel escuchó el silencio y
desde la cama podía ver la Tablet sobre su escritorio. Estaba apagada. Quería
encenderla pero le daba un poco de respeto hacerlo. La miraba como si
sospechase que en cualquier momento sucedería algo.
-“¿Dónde estaría la varita?”- Se
preguntaba. –“¿La enciendo?” “¿Y si viene mamá?. ¡Mejor será esperar!”.
Pasó un buen rato. De pronto y
como por arte de magia la Tablet se encendió sola. Dani saltó de la cama y la
cogió. Un nuevo mensaje había aparecido:
-“¡Me estás dando mucho trabajito
amigo! ¡Vas con retraso! ¿No sabes pinchar sobre la varita?
¡Te estoy
esperando! Cuando entres debes pasar dos pantallas y allí te encontrarás
conmigo. Saluditos. WEBBY”.
-“¡LA VARITA MÁGICA!”- Dijo
Daniel.
La varita había vuelto y esta vez
Daniel no estaba dispuesto a dejarla escapar.
Y Webby continuó: “Mañana en el recreo volverás a hablar con Silvia. Ella no te creerá después de lo que hoy ha pasado en el cole pero le dirás que por la noche deje su Tablet sobre su mesa, cerquita de su cama y te aseguro que no quedarás por embustero… dile que yo le haré una visita. Ella podrá conocerme y podrá vivir contigo esta aventura. ¿Te parece bien?”
4.- Una nueva oportunidad
Los niños se miraron y Lucía dijo: - "¡Estoy deseando conocerlo!"
Daniel y Silvia prefirieron callar. Era muy complicado explicar todo.
María volvió a preguntar: -"¿Quién es Webby?".
De pronto, la Tablet se movía y la pantalla parpadeaba...
Webby estaba al llegar.
Así que cogió la Tablet y se la llevó a la cama y bajo las sábanas pinchó en el icono.
De pronto entró en una realidad virtual; una especie de laberinto
lleno de puertas que se abrían y se cerraban. Tenía que ser inteligente y tomar
la opción adecuada. Unas puertas daban paso y otras en cambio lo cortaban;
algunas tenían rostros amigables y otras por el contrario caras desagradables.
Daniel estaba
acostumbrado a jugar y pasó sin problema al segundo nivel. Ahora debía conseguir
pasar la segunda pantalla. Después de unos minutos de juego lo lograba.
Pasaba
de nivel y su corazón latía fuertemente porque sabía que tras esa pantalla Webby
estaría esperando.
-“¡Menos mal que has llegado!
¡Empezaba a creer que no lo lograrías!”- dijo una voz con autoridad pero a la vez amigable. Y allí, se encontraba
un pequeño ratón con talante simpático y desenfadado; un ratón tan real que
parecía salirse de la pantalla. Era tan auténtico que se acomodó sobre el escritorio.
Daniel se quedó perplejo, sin palabras y el ratoncillo vestido con
aire punky y cazadora de cuero, con sus orejas redondas y ojillos inteligentes
lo miraba intrigado esperando que el niño articulara palabra.
-“¿Te has quedado mudo?”- preguntó el ratoncillo rompiendo el
silencio.
-“¡No, no! – dijo Dani.-“¡Es que eres tan real!”
-“ ¡Tan real como tú!”- dijo el roedor. “Me presentaré, ya que tú
estás hoy de pocas palabras”. Me llamo Webby y soy el ratón de la Web. Viajo
constantemente a través de internet y gracias a las ondas telemagnéticas y a la
fibra óptica puedo estar en cualquier parte del mundo incluida tu casa o tu
clase.
Daniel estaba entusiasmado. Que suerte tenía de conocer a Webby. Un
poco más repuesto pudo preguntar: -“¿Y cuál es tu misión? ¿Qué quieres de mi? “
-“ ¡Estupendo! ¡Ya vas hablando!”- dijo Webby. “Quiero que tú y tus
amigos de clase me ayuden en una misión importante. Quiero que todos descubran
que en tu clase HAY MAGIA.”
-“¿Magia?- pregunto Daniel. “Llevo tres cursos en la misma clase y te
puedo asegurar que es una clase como cualquier otra. ¡De magia nada!.
-“ ¡Te equivocas!”- dijo el ratón. Quiero que me ayudes a demostrarte
y a demostrar a todos que tu clase es especial, que en tu clase hay magia. ¿Te apuntas
a esta misión?”
Y Webby continuó: “Mañana en el recreo volverás a hablar con Silvia. Ella no te creerá después de lo que hoy ha pasado en el cole pero le dirás que por la noche deje su Tablet sobre su mesa, cerquita de su cama y te aseguro que no quedarás por embustero… dile que yo le haré una visita. Ella podrá conocerme y podrá vivir contigo esta aventura. ¿Te parece bien?”
Daniel estaba deseoso de contar
todo lo ocurrido. “¡Me encanta la idea1”- dijo el niño.
-¡ Ah… una preguntita…!- dijo Webby- soy un poco curioso…¿Te gusta
mucho Silvia, no?
En la penumbra de la habitación la cara de Daniel parecía una
bombilla. Se encendió y se puso colorado como un tomate.
-“¡Es mi mejor amiga!”- dijo el niño
De pronto Webby desapareció.
La noche dio paso al día y Daniel saltó de su cama. Tenía muchísimas
cosas que contar a Silvia y no podía perder tiempo. Mamá seguía perpleja pero a
la vez contenta ante la actitud de Daniel. Su hijo, cada vez más responsable la
hacía sentir bien. Con un beso despidió a Daniel que salió deprisita para el
cole. Cuando dobló la esquina y mamá no podía verlo desde la ventana corrió
calle abajo para llegar lo antes posible.
En el patio pudo ver a
Silvia jugando con sus amigas. La llamó y Silvia pensó: -”¿Qué nueva batallita
me contará hoy?” Ella era una buena amiga y ya se había olvidado de la regañina
que se había ganado ayer. Después de todo ellos eran muy buenos amigos y ella
se sentía bien de haberle hecho un favor a Daniel
Silvia: -“¿Qué te pasa? ¿Por qué
estás tan contento?
Daniel: -“¡No me vas a creer pero
anoche…!” Silvia no lo dejó terminar.
Silvia: “¿Otra vez?.. Chico , ¡Se
te está rodando el mento!” – dijo Silvia riéndose de su amigo.
Daniel: ¡TE PROMETO QUE ES CIERTO
LO QUE TE VOY A CONTAR!
Silvia era muy paciente
y pensó que nada perdía si lo dejaba hablar; podría saber la historia y luego reírse
un rato de las cosas de Daniel.
–“¡Chicos”!- pensó … y con un gesto de resignación ante la
insistencia de su amigo dijo:
Silvia: - “Cuenta, venga… dime …habla…¡Date
prisa o tendremos que ir a la fila!”
Daniel no sabía empezar pero comenzó diciéndole que su Tablet se
había encendido sola, que había pasado dos pantallas y que por fin había
conocido a Webby.
Silvia lo miraba
asombrada. –“¿Tienes fiebre? ¿Te encuentras mal?”-Preguntó a Daniel.
Webby sabía que no me
creerías por eso me ha dicho que …
¡RIIIIIIIIIING! Había que ponerse en fila
El director llegó a la
fila como de costumbre y no quedaba otra que callarse, ponerse en orden e irse
a la clase
Dani, estaba nervioso…
ahora debía pensar que la seño comenzaría la clase…debía esperar al recreo…
La seño, que tenía buen
ojo, notó que Daniel estaba muy nervioso
y le preguntó. Dani se llevaba bien con su profe, más de una vez ella le había
ayudado a superar sus cosillas, así quele dijo que tenía que decirle algo
importante a Silvia y que no le había dado tiempo en el patio. No era normal
que la seño permitiera aquello pero le dijo:
Seño: - “Si tanto te
preocupa y te vas a quedar tranquilo, sal un momento al pasillo y habla con
Silvia”.
Daniel respiró
tranquilo y los dos amigos salieron al
pasillo. Daniel le dijo a Silvia que Webby quería conocerla y que esa noche
tuviese la tablet cerquita pero Silvia preguntó:-
“¿Me estás intentando
decir que esta noche un ratón va a salir de mi tablet y se va a poner a hablar
conmigo?. ¡Chico, estás peor de lo que yo pensaba!. ¡Mejor sería que la seño
llamara a tu madre y te llevara a Urgencias!.”
Daniel: “¿ Por qué no me das la oportunidad
de demostrártelo? ¿Es tan difícil dejar la Tablet y esperar a ver si algo sucede?"
La seño salió al
pasillo. Había sido muy amable con los dos amigos pero ya no podía dejarles más
tiempo. Había que empezar el trabajo.
Los dos amigos entraron en clase pero los demás compañeros se habían
quedado con la movida; algo pasaba y había que averiguarlo.
Ginés era un buen compañero. Se sentaba en el grupo de Silvia y le
preguntó: -“¿Qué le pasa a Daniel? ¿Estás enfadada con él?-“
Pero Silvia pensó en su amigo y lo que le faltaba a Daniel era que alguien más supiera que iba diciendo
que hablaba con ratones que aparecen por las
noches. Así que le dijo a Ginés:
-“¡ No te preocupes!, ¡No tiene importancia!,
Está solucionado!”
Ginés se sintió bien pero en el fondo sabía que su amiga no le había dicho
toda la verdad y le dijo amablemente: “¡Me alegro!”.
Daniel por su parte se
encontraba sentado en otro grupo; podía ver a Silvia porque estaba frente a
ella. Silvia intentaba esquivar su mirada; quería concentrarse en la tarea de
lengua pero era imposible. Lucía se dio cuenta porque ella, después de tantos
cursos sabía que sólo cuando algo
preocupaba a Silvia, no trabajaba en clase. Así que bajito, le dijo:
- “¡Algo te preocupa!, ¡Yo se
guardar un secreto! ¿Hablamos en el recreo?”
Silvia la miró y sin decir
palabra asintió.
Llegó el recreo y Lucía se sentó en el patio con Silvia. Mientras Silvia contaba su secreto Lucía no parpadeaba ni decía palabra alguna. Trataba de imaginarse a Daniel, su Tablet, al ratón... era todo demasiado fantástico para ser real pero...¿Y si lo era?
Cuando Silvia terminó de hablar Lucía preguntó:
-"¿Y qué te cuesta dejar la Tablet cerca esta noche y ver que pasa?"
Silvia la miró desconcertada pero en el fondo ella estaba ansiosa por saber la verdad y Lucía la estaba animando a hacerlo.
-"¿Qué puedo perder?"- Se dijo . Y así se lo hizo saber a Lucía.
Lucía: -"¡Mañana me cuentas! ¡Estoy deseando saberlo!"
-"Voy a decirle a Daniel que lo haré"- dijo Silvia.
Las dos amigas se levantaron y Silvia fue en busca de Dani que hoy ante el asombro de todos no había querido ni jugar el partido.
Silvia: -" Dani, quiero decirte que esta noche estaré atenta... eres mi amigo y aunque parece que estás como un cencerro... voy a darte una oportunidad".
Daniel sonrió feliz y los dos amigos se dieron un abrazo.
Algunos dijeron: "-¡Ya sabemos lo que les pasa! ¡Cosas del amor!"
Daniel dijo con cara de enfado: "¡Enterados!"
El recreo acabó.
El recreo acabó.
5.- Un proyecto ilusionante
De nuevo en clase. Tocaba sociales y la profesora no dio respiro:
–“Saquen el libro de sociales”- dijo dando una orden contundente. –“¡Página 89!-
¡Vamos a dar la Prehistoria y la Edad Antigua!
Todos se quedaron de piedra y eso que aún no sabían que la Edad de Piedra se les venía encima. Abrieron los libros y la seño ya estaba leyendo la Prehistoria. Leían y leían… que si la Prehistoria estaba antes que la historia…que si el hombre primitivo pintaba en las cuevas…
Esta pregunta desencadenó una lluvia de otras preguntas. El alumnado se animó y preguntaba sin parar:
Todos salieron de clase muy ilusionados con el nuevo
proyecto que juntos habían propuesto. La profe dejaba el aula entusiasmada ;
sorprendida gratamente por el poder creativo de su alumnado y también , por qué
no expresarlo, con una dosis de temor
por si no era capaz esta vez de aterrizar las propuestas de sus chiquillos cumpliendo como docente los objetivos de
enseñanza-aprendizaje. Se empezaba a fraguar un proyecto de envergadura y se
daba cuenta de que su alumnado estaba creciendo, estaba aprendiendo a aprender
y eso la llenaba de orgullo.
-“Hay un ave extraña en el huerto. Está dolorida y grita. Tiene su pico incrustado en una botella de plástico y no se deja coger.”- Dijo un niño.
Nada más verlo María gritó: “¡Un Zarapito Trinador!”
Mi abuelo me lo ha enseñado.”
y el pájaro, agradecido salió volando
hacia la costa.
La docente realizó la pregunta: -“¿A quién le gustaría ayudar a María
a realizar una campaña escolar por un uso adecuado del plástico?”
Llegó la noche del Sábado. Nuestros amigos habían diseñado la campaña escolar y después
de cenar habían visto una peli. Ahora se iban juntos a la habitación de Silvia. Debían acomodarse para pasar la noche. Sabían que no iba a ser una noche cualquiera aunque María no sospechaba de lo que iba a vivir.
La habitación de Silvia era
bastante espaciosa como para pasar una noche de acampada. Nuestros amigos se
acomodaron y con la luz apagada se pusieron a hablar. Mamá pasó por allí, cerró
la puerta y les dijo: -“¡Hasta mañana!. ¡No se duerman muy tarde!”.
-“ ¡Qué suerte!- dijo María. Yo siempre he tenido que ir de un cole a otro. Mis padres y yo no somos de aquí. Somos inmigrantes.
Lucía: “¡Cuéntanos tu historia!”
Daniel:- “¡Eres una superniña!. ¡Menuda historia!.
El silencio se hizo en la habitación pero María lo rompió : -"¿Quién es Webby?"–“Saquen el libro de sociales”- dijo dando una orden contundente. –“¡Página 89!-
¡Vamos a dar la Prehistoria y la Edad Antigua!
Todos se quedaron de piedra y eso que aún no sabían que la Edad de Piedra se les venía encima. Abrieron los libros y la seño ya estaba leyendo la Prehistoria. Leían y leían… que si la Prehistoria estaba antes que la historia…que si el hombre primitivo pintaba en las cuevas…
La verdad que después del recreo toda esta historia invitaba a
dormirse…
De pronto… Robert, un chico inquieto y travieso quiso despertar la
atención de la profe y preguntó…
- “¿Y tenemos que estudiarnos
todo esto de memoria?”
Esta pregunta desencadenó una lluvia de otras preguntas. El alumnado se animó y preguntaba sin parar:
-
“¿Y… no podríamos estudiar por proyectos?”- Dijo
Alodia.
-
“¿Podríamos trabajar en grupos?- Preguntó Ainhoa
-
¿Y si investigamos nosotros sobre el tema?-
insinuó Nayara
-
¡Podríamos hacer decorados!- Dijo Marcos
-
¿Y si nos disfrazamos del tema?- Dijo Luchi,
dando un toque de fiesta a la cosa.
-
¡Podríamos hacer un viaje por el tiempo!- Dijo
Airán.
La seño, no salía de su asombro. Muchas veces habían
trabajado por proyectos pero nunca el alumnado había hecho tantas propuestas
interesantes.
Así que les dijo:-“ ¡Hecho! “ y pensó :-“¡Ya es hora de
que las cosas cambien.! Que los niños y niñas sean protagonistas de su propio
aprendizaje. Que descubran el valor del trabajo en equipo y que investiguen
para aumentar sus conocimientos.”
Y el alumnado comenzó a pensar, a reunirse, a decorar…a
aprender de una manera creativa como corresponde a una escuela que innova y
cree en sus alumnos; que integra a todos y no separa porque la diversidad no es
un obstáculo sino una riqueza.
-“¡Bravo por mi clase!- pensó la profesora. Así que les
ayudó a organizarse.
El tiempo se fue muy rápido y el alumnado finalizó la
jornada escolar. En la cabeza de Daniel, Silvia y Lucía resonaba otra historia.
6.- Tarta de chocolate
Hoy para todos nacía un nuevo reto: La cueva del
tiempo. Un proyecto para estudiar de una manera creativa la historia.
Mientras, Silvia llegaba a casa. Después de saludar a
mamá dejaba su mochila en el salón y tomándose un respiro mamá preguntó:
-“¿Cómo estás? ¿Qué tal fue todo? ¿Muchos deberes?”
Silvia dijo :
-“ ¡Todo Ok!. ¡Estoy un poco cansada pero tengo que
hacer deberes!. Además tenemos un nuevo proyecto. Nos ha entusiasmado. Se llama
La cueva del tiempo.”
Y Silvia contó a
mamá aquella atractiva propuesta.
A la madre de Silvia le pareció una propuesta
interesante y así se lo hizo saber a su hija. La niña le dijo:
-“¡Me voy a mi habitación, mami. Voy a investigar sobre
la Prehistoria!”.
A mamá le pareció estupendo y Silvia entró en su
cuarto. Allí en el cajón descansaba su Tablet; la pesadilla de su amigo Daniel.
Ella no quiso ni mirarla, se acostó sobre su cama y se
durmió. Había sido un día lleno de emociones, sentimientos, intriga… Mamá llegó
y al ver que se había dormido la dejó descansar.
Al rato despertó , merendó y se puso a estudiar. ¡No
podía concentrarse!
-“¡Esta historia me tiene nerviosa!. ¡A ver si ya pasa
esta noche y mañana le puedo decir a Daniel que está como una cabra! ¡Un ratón,
nada más y nada menos va a venir a verme
esta noche! ¿Qué virus tendrá mi amigo Daniel? “
La tarde transcurrió, luego la ducha, el pijama, la
cena…
-“¡Me voy a dormir! ¡Estoy supercansada!”- dijo Silvia.
Papá y mamá le dijeron: - “¡Que descanses!” y Silvia
pensó: - “No sé yo… como venga ese ratón… no sé si voy a descansar…” pero dio
un beso a sus padres y se fue a su habitación. Sacó la Tablet del cajón, la
puso sobre una silla cerquita de su cama. La niña estaba cansada pero esperó y
esperó. Sus padres se acostaron y el silencio hacía que el ambiente se llenara
de misterio. En la penumbra de su habitación Silvia veía la Tablet. No ocurría
nada y se durmió.
De pronto, un olorcito a tarta de chocolate le llegaba a su pequeña nariz. El rico olor de su tarta favorita recién hecha,
la despertó. Sobre la silla, junto a su Tablet había un trozo de tarta de
chocolate y la Tablet parpadeaba como las luces de una discoteca. Con bastante
miedo e intriga la niña se acercó y pudo
leer un mensaje:
-
“ Eres
una buena amiga. No has querido que todos se rieran de Dani. Has confiado en tu
amigo y le has intentado ayudar. Has creído en la fuerza de la amistad. Te dejo
este trozo de tarta. Es tu favorita. No tengas miedo y cómetela. Pasé y estabas
dormida. En tu CLASE HAY MAGIA. No te duermas. Vuelvo enseguida. WEBBY”.
-“¡Dios mío!, ¿Qué hago?- se preguntó Silvia. La niña
salió de su habitación y comprobó que sus padres estaban durmiendo y que ella
no estaba soñando. Volvió a su cuarto y se sentó en su cama.
-“ ¡Dani no está mal de la azotea! ¡Me decía la verdad!.
¿Qué hago con esta tarta?
¡Mamá dice que no coma nada de desconocidos!¡Esperaré a
ver lo que pasa!”.
De pronto la Tablet se iluminó y unas patitas
simpáticas daban un salto saliéndose de la Tablet . A la vez un ratón simpático
decía:
-“Ya estoy aquí para ti!” ¿Cómo estás Silvia?”
-“¿Cómo es que
no has probado mi supertarta de choco?
Y sentándose cómodamente en la silla Webby quedó
esperando respuesta a sus preguntas.
Silvia respiró profundamente y habló:
-“ Perdona no pruebe la tarta pero es que mami me dice
siempreque no coma nada que me ofrezca alguien que no conozco y …a ti te acabo
de conocer.
-“¡Sabio consejo el de mamá!.. y hablando de todo un
poco…
¿No tendrás en tu nevera un trozo de queso de Artenara o de
Fuerteventura?.
¡Me darías un subidón!. A estas horas de la madrugada y todavía
no he cenado.
Silvia asintió y Webby dijo:
-“¡Te acompaño a la nevera!”. De un salto y diciendo: -“ ¡Perdona la confianza!”
Se sentó en el hombro de la niña camino del
frigorífico.
Volvieron a la habitación y Webby saboreaba su trozo de
queso.
-“¿Eres real?- preguntó Silvia.
-“Si no fuera real, ¿me comería este maravilloso queso?”-
preguntó el ratoncillo.
Mira pequeña, te resumo porque va siendo la hora de
irme y veo que estás en estado de shock: ¿Estás dispuesta a ayudarme a
demostrar que en tu clase hay magia?”- preguntó tajante el roedor.
Silvia: -“Pero…en
mi clase no hay magia, creo que ya Daniel te lo ha dicho. Nosotros llevamos
varios años en esa clase y nunca hemos notado ningún hechizo, ni nada que se le parezca. ¿Podría ser que la
seño fuera una bruja?”
Webby: “¡Niña,
que cosas tienes!. Tu profe no es ni un hada ni una bruja, aunque a veces te lo
parezca a la hora de los controles…- dijo el ratoncillo en tono burlón y
sacándole una sonrisita a Silvia.
-
“¿Entonces? ¿Cómo vamos a descubrir la magia?
¿Dónde vamos a buscarla? ¿Podemos disfrutarla?” – Cuestionaba Silvia a su nuevo
amigo.
-
Mañana habla con Lucía. Dile que Daniel estaba
en lo cierto y que me has conocido. Seguramente ella querrá saber detalles y tu
podrás proponerle formar parte de nuestro equipo. Así debes lograr que toda la clase quiera formar parte
de nuestra misión: Descubrir que en la clase hay Magia.
-
“¡De acuerdo…pero…podrías hacerme un favor?
¿Podrías hacerte un selfish conmigo?. Me sería de gran ayuda para demostrar que
existes. – expresó Silvia.
-
¡Vale!- dijo Webby- ¿Estoy elegantón? ¿Tengo
bien mi flequillo?-preguntó presumido.
Silvia fue
corriendo por su móvil. No lo usaba mucho y hacía poco que se lo habían
regalado. Lo encendió y .. ¡Una, dos y tres!... El móvil no tenía batería.
Webby dijo:
-“¡Otro día! Tengo que irme”. De un salto volvió por donde había venido.
Una nota
quedó parpadeando en la Tablet: “MAÑANA EN EL RECREO SUCEDERÁ ALGO IMPORTANTE!
Silvia se
durmió y el trozo de tarta de chocolate quedó sobre la silla de su habitación.
7.- ¡Un nuevo día!
Eran las
tres de la mañana y la niña quedaba profundamente dormida. A la mañana siguiente,
mamá entró en la habitación para despertarla y vió el trozo de tarta sobre la
silla.
Despertó a
Silvia que le costó hacerlo y sonriendo preguntó a su niña:
-“¿De dónde ha
salido este trozo tan rico de tarta?. ¡Qué buena pinta!”
Silvia pegó
un brinco y dijo rápidamente:-
…” Ayer…ayer…antesdeayer fue el cumple de una
amiga y….y …. Como no fui a su fiesta me trajo un trocito de tarta al cole.
Cuando me fui a acostar me acordé… me ….me lo fui a comer…pero… me quedé
dormida.”
Mamá :- ”¡Pues
tiene una pinta!-
Y antes de que Silvia
pudiese reaccionar estaba mamá probando con un dedo un poquito de tarta!
Silvia
pensó: -¡Madre mía! ¡La ha probado! ¿Se convertirá mamá en una criatura fantástica?.
¿Le crecerán
los orejas como a un ratón?
-“¡Qué rica
está!”- Dijo de nuevo mamá cogiendo un trozo más grande.- “ ¡Venga, levanta o
llegarás tarde al cole!”
Silvia
observó unos instantes a mamá y al comprobar que no le sucedía nada extraño, se
desayunó su tarta favorita.
Mamá no
hacía más que alabar la tarta. –“¡Pregúntale a tu amiga donde la ha comprado!”
Silvia
comprobó varias veces que su madre y ella estaban como siempre. Rápidamente
cogió su mochila y se marchó al cole.
Al entrar,
se encontró con Lucía que nada más verla le preguntó discretamente por su
aventura. Las dos amigas se fueron al patio y allí mientras se hacía la hora de
ir a clase Silvia contó con todo detalle su encuentro con Webby.
Lucía:
¡Entonces es cierto!. ¿y ahora?...
Silvia:
Webby me ha pedido que te diga si tu también quieres ayudarnos en nuestra
aventura: “Demostrar que en nuestra clase hay magia”
Lucía estaba
deseando correr aventuras y esa no se la podía perder así que le dijo a Silvia
que podía contar con ella. –“Pero…¿Qué tengo que hacer?”- preguntó a Silvia.
Silvia:-“
¡Pues la verdad que no lo sé!”
Entonces Silvia
recordó algo importante: Webby había escrito que hoy en el recreo sucedería
algo. Se lo dijo a Lucía. Quizá ahí estaba la clave. Había que esperar unas
horas. La jornada escolar prometía ser interesante.
Llegó Daniel
y corrió hacia las niñas. Silvia fue a su encuentro y le dijo a su amigo:
-“Tenías
razón. He conocido a Webby. Me ha invitado a tarta de chocolate. No he hablado
mucho con él porque estaba un poco asustada. Me ha pedido ayuda y que juntos
hagamos de la clase un gran equipo para llevar a cabo una misión: demostrar que
en la clase hay magia.
Ah! Atención- dijo Silvia- Algo va a suceder en el
recreo.”
Daniel
estaba muy contento. Su mejor amiga volvía a confiar en él. Además iban a
correr juntos una bonita aventura. El día prometía ser interesante. De
pronto el timbre sonó… el dire llegaba a la fila. Había que entrar a clase.
Tenían
lengua a primera hora y la profe les iba a dar caña.
La clase de
lengua comenzó y nuestros amigos intentaron olvidar lo vivido. No era fácil
hacerlo, más, cuando Webby les aseguraba una y otra vez que en su clase había
magia. Pero no quedaba otra; la profe les animaba a trabajar y cuando ella
se metía en la tarea había que seguirla o te quedabas atrás.
8.- Un encuentro que cambia la vida
8.- Un encuentro que cambia la vida
La clase de
lengua comenzó y nuestros amigos intentaron olvidar lo vivido. No era fácil
hacerlo, más cuando Webby les aseguraba una y otra vez que en su clase había
magia. Pero no quedaba otra la profe les animaba a trabajar y cuando la profe
se metía en la tarea había que seguirla o te quedabas atrás.
La clase trabajaba en calma
cuando una palabra rasgó el silencio del aula:
-“¡Estúpida!”
y unas libretas iniciaron un corto vuelo desde una mesa al suelo.
Jose había
perdido la paciencia con María, su compañera. Todos miraron y también todos los ojos se clavaron en la
seño.
-“¿Qué
sucede?”-preguntó la profe.
- “¡Estoy
harto de esta niñata!. ¡Estoy harto de que se meta en mis cosas y me moleste
cuando estamos trabajando!- dijo Jose bastante irritado.
María, era
una chica que había llegado nueva. Llevaba ya unos meses en clase pero no
parecía adaptarse. Para ella no se habían hecho las normas y le estaba
costando que el grupo la aceptara. La
profesora intentaba ayudarla pero ya casi no encontraba compañero o compañera
que quisiera sentarse con ella.
-“ Lo
conseguiremos”.- Se decía para sus adentros pero…¡claro!...el alumnado era
quien más aguantaba las impertinencias de María. Ella sola se estaba fabricando
una mala imagen. María estaba bastante
perdida; ni ella sabía en realidad lo que le sucedía…
La profesora,
la invitó a salir al pasillo y de manera afectuosa pero a la vez con la
autoridad que le daba ser la última responsable de su clase se dirigió a la
niña:
-“ ¿Qué ha
pasado? .¡Es una pena que no puedas disfrutar de la clase!. ¡Te vas a quedar
sin amigos!”
- “¡Qué más
da!- replicó Maria .” Ellos tampoco quieren serlo. ¡Me han puesto una etiqueta
como en el otro colegio! ¡Todos la tienen tomada conmigo!.”
-“ ¡Eso no
es cierto!. Lo que pasa es que tienes que dejar de molestar, ser un poco más
agradable y demostrarle a la clase todo
lo bueno que tienes!”
-“¡Yo no
tengo nada bueno!”- dijo María-
-Pues yo
creo que sí”- dijo la profesora. El otro día vi como dibujabas y tus dibujos eran estupendos. Creo que eres
muy creativa, entusiasta…una artista que puede regalarnos ideas maravillosas."
La niña se
quedó pensativa y atónita. Nunca nadie le había hablado así.
Mientras
sucedía esto en el pasillo Dylan, un chico despierto, inteligente, de buen
corazón increpaba a sus compañeros diciendo:
Dylan: -“ ¡Creo
que debemos darle una oportunidad!.
Jose: -“¡Es
una plasta!”
Pero Dylan
fue claro: “ ¡No se puede hacer amigos si alguien no te da una oportunidad! No
te discuto que es una pesada pero… nos hemos hecho una piña y no hemos hecho
mucho por ayudarla. Todos la hemos liado muchas veces y la seño siempre nos dio
una nueva oportunidad.”
Daniel,
Silvia y Lucía se miraron y Daniel dijo: “¡Yo voy a intentarlo!, ¿Alguien se apunta?
Silvia dijo:
“¡YO!”…” Si creemos en ella, ella creerá en si misma.”
Lucía: ¡Y
yo!...
La puerta se
abrió . La Seño no podía estar más tiempo en el pasillo. La clase estaba
revolucionada. Dijo a María
mientras entraban :
“¡Seguiremos en el recreo!”. ¡”Anímate!, ¡Espero mucho de
ti!
-¡ Nunca
nadie me había dicho esto!- pensó la niña.
La profesora
calmó a todo su equipo con esas palabras oportunas y mágicas que transmiten
serenidad y confianza para poder continuar la jornada. La clase volvió a la
calma mientras que María se repetía: -“¿Una profesora que confía en mi?”
Tras lo
ocurrido el timbre anunciaba que era la hora de salir. Los pasillos se
inundaron de niños y niñas que no querían perderse el recreo deseosos de jugar
un partido y de encontrarse con los amigos.
La profe
esperó por María y juntas se fueron camino al patio. Al llegar, una avalancha
de chiquillos se agolpaban en la puerta del huerto.
-“¿Qué
sucede?”.- Preguntó la profesora que
llegaba con María.-“Hay un ave extraña en el huerto. Está dolorida y grita. Tiene su pico incrustado en una botella de plástico y no se deja coger.”- Dijo un niño.
La seño mandó que saliesen todos del huerto. El pobre pájaro estaba muy asustado y
además dolorido. Permitió que María
entrase con ella y María se sintió importante. El ave era entre mediano y
grande. Tenía una cabeza pequeña y un pico largo y curvo; sus patas alargadas
de color gris y plumaje color pardo
oscuro con estrías y manchas claras; una cola gris con bordes más bien blancos
con listas de color pardo negruzco.
El pobre
animalito intentaba sacar su largo pico de aquella botella de plástico.Nada más verlo María gritó: “¡Un Zarapito Trinador!”
Daniel,
Silvia y Lucía observaban todo desde la puerta del huerto. –“¿Será esto a lo
que se refería Webby que pasaría en el recreo?”
-“¿Conoces
este tipo de ave?”- Preguntó la profesora a María.
-“¡Si!- dijo
la niña.-“ es un Zarapito; un ave migratoria que viaja desde Europa al Sur de
África para pasar allí el invierno. Normalmente viaja en grupo. Mi abuelo me lo ha enseñado.”
Los niños
que escuchaban pegados a la puerta del huerto se quedaron asombrados de lo que
sabía María.
La niña
continuó:-“ Les gusta posarse en las rocas de las playas. Se ve que ha ido a
pillar un cangrejo y su largo pico ha quedado atrapado en esta botella
asquerosa. Dejamos mucha basura en las playas y mira lo que sucede."
-“Seño-continuó
la niña- tenemos que ayudarle y quitarle esa botella de su largo pico.”
María se
acercó al Zarapito y le susurró con cariño. Despacio, muy despacio el ave se
dejó coger. La seño con mucho cuidado cortó el plástico de aquella vieja
botella de agua y…por fin …el pájaro estaba perfectamente.
María lo
sujetaba con cariño con sus dos manos. Con mucho cuidado lo puso sobre un grueso
tronco del huertoy el pájaro, agradecido salió volando
hacia la costa.
Todos los
niños rompieron en un fuerte aplauso
y María se sintió orgullosa y protagonista. La profesora la felicitó por su buen hacer y
por saber tantas cosas sobre El Zarapito
Trinador, un ave que podemos ver pasar por nuestras costas.
y María se sintió orgullosa y protagonista. La profesora la felicitó por su buen hacer y
por saber tantas cosas sobre El Zarapito
Trinador, un ave que podemos ver pasar por nuestras costas.
Cuando el recreo terminó nuestra amiga María estaba muy orgullosa: Había ayudado a un ser vivo y además, regresaba a clase rodeada de sus compañeros que le preguntaban interesados por saber más sobre ella, su abuelo y el Zarapito Trinador.
Su grupo clase le daba una nueva oportunidad y ella, arropada por su profesora estaba decidida a aprovecharla.
Su grupo clase le daba una nueva oportunidad y ella, arropada por su profesora estaba decidida a aprovecharla.
Así, entraron en clase y la
tensión había desaparecido. María propuso a la profesora realizar una campaña
escolar a favor de los seres vivos y por un uso adecuado del plástico.
La docente realizó la pregunta: -“¿A quién le gustaría ayudar a María
a realizar una campaña escolar por un uso adecuado del plástico?”
La clase fue unánime: -“ ¡A mi!”
y todos levantaron la mano a favor de
la propuesta.
la propuesta.
María estaba radiante y feliz.
Había encontrado su sitio y el resto de la clase contaba con ella.
Había encontrado su sitio y el resto de la clase contaba con ella.
Daniel, Silvia y Lucía se
miraron. Este era un buen momento para invitar
a María a la misión secreta: ayudar a Webby a demostrar que en la clase hay magia.
a María a la misión secreta: ayudar a Webby a demostrar que en la clase hay magia.
Los tres amigos trazaron un plan:
quedarse a dormir el sábado en casa de
Silvia. Invitar a María con el pretexto de planificar la campaña escolar. Webby
aparecería y estarían juntos. Podrían formularle preguntas y comenzar a buscar
esa magia de la que tanto hablaba Webby.
Así lo hicieron. A María le
encantó la idea. Por fin estaba contenta. Era viernes. Ella hablaría con mamá y
seguro la dejaría. Se despidieron y se marcharon a comer.
María no lo sabía pero junto a
sus tres compañeros iba a conocer a un ratón que los tenía encantados y a la
vez descolocados.
Ya en la calle Lucía dijo a
Silvia: - “¿Crees que aparecerá Webby?. ¡Aún no lo conozco y me muero de
ganas!.
Silvia: -“¡No lo sé! ¡Será
cuestión de confiar!” De todas formas nos quedaremos en mi habitación. A mamá
no le importará que hagamos una noche de pijamas.
Lucía y Daniel: “¡Mañana sábado a
las 19:00 h quedamos en tu casa! ¡Adiós Silvia!”
Así transcurrió la tarde del
viernes. Nuestros amigos esperaban que
al día siguiente, en casa de Silvia pudieran correr una nueva aventura.
Silvia colocó la Tablet en lugar
visible y María le preguntó:
-“¿Vas a jugar?”
A Silvia no le dio tiempo de
responder. Daniel salió al paso y dijo:
-“ María, hoy estuviste
impresionante en el huerto. Nunca me hubiese imaginado que eras tan valiente y
que supieras tanto sobre el Zarapito Trinador”
María se sintió feliz y
reconocida regalando una sonrisa.
– “Mi abuelo-
continúo María- me ha enseñado muchas cosas."
Lucía: -“Los abuelos son muy
sabios. El mío me viene a buscar al cole muchas veces cuando mis padres no
pueden y mi abuela me hace unas croquetas que flipas.”
Y María preguntó: -“Ustedes son
muy buenos amigos, ¿verdad?.
“¡Sí!”- contestó Silvia. “Nos
conocemos desde la guardería”.-“ ¡Qué suerte!- dijo María. Yo siempre he tenido que ir de un cole a otro. Mis padres y yo no somos de aquí. Somos inmigrantes.
Lucía: “¡Cuéntanos tu historia!”
María: - “Bueno, se puede decir
que es una historia un poco desastrosa pero que ahora parece que tiene un final
feliz.”
Daniel: -“¿Nos cuentas algo?”
María se sentó entre sus amigos y
en la penumbra de la habitación empezó a relatar su historia:
-“ Soy de Siria y mi vida no ha
sido fácil. He tenido que ir de un país a otro como si fuese una fugitiva y
cambiar de cole continuamente. Nunca he podido hacer amigos de verdad porque
siempre he tenido que irme casi a escondidas.
-“ Pero…¿Por qué? ¿Hizo tu
familia algo malo?- preguntó Silvia.
-“¡Nada!- continuó María- “
Cuando era muy pequeña en Siria estalló la guerra. Mi familia huyó y nos
asentamos en un campo para refugiados en Jordania, a unos 50 Km. de la frontera
con Siria. La guerra es horrible: destruye casas, familias enteras, mata sueños
e ilusiones. Mi padre era médico y tenía muchos amigos y después de pasar mucho fuimos afortunados
porque con ayuda pudimos viajar a Grecia. “
La historia de María era más
interesante que cualquier película o juego. Los niños no parpadeaban y seguían escuchándola.
-
“En
Grecia, una ONGD se encargó de nosotros. No iba al cole. Mis padres y mi abuelo
ayudaban mucho en la ONG y así pasamos a Italia.
Allí nos fue bastante complicado sobrevivir.
Muchas veces pasábamos el día en la calle y más de una vez tuvimos que dormir
cobijados bajo algún techo público. Menos mal que eso duró sólo unos meses.
Papá indagó y encontró a un médico amigo suyo que nos llevó a su casa y
proporcionó un trabajo.
De Italia hemos llegado a Canarias y aquí estamos a
gusto. Papá, aunque es médico trabaja de portero en un colegio y mamá aún no ha
encontrado trabajo pero… somos felices… estamos juntos y eso es lo más
importante.”
María continúo: - “Papá no gana demasiado pero tenemos
lo suficiente. No me puedo permitir caprichos; por ejemplo, yo, aunque suene
raro, no tengo Tablet ni móvil .
A mí no me importa… tengo sólo 9 años y como dice mi padre ya tendré tiempo.
A mí no me importa… tengo sólo 9 años y como dice mi padre ya tendré tiempo.
Con 9 años tener móvil o tener Tablet no es tan urgente.”
Los niños estaban impresionados.
Ellos tenían de todo. Lo habían conseguido sin ningún esfuerzo y a veces,
dejaban sus cosas por ahí tiradas sin apreciar su valor.
Silvia dijo: -“Ahora entiendo que te haya costado adaptarte a nuestra clase y a nuestro cole”.
-“¡Puedes contar con nosotros!”-
dijo Daniel
María: -“¿Puedes enseñarme tu Tablet,
Silvia?. ”
Silvia cogió su Tablet. Estando
sentados en grupo la encendió. Y en aquel momento, la Tablet se llenó de
colores y un mensaje con letras enormes aparecía :
“Un buen amigo es un tesoro. Dentro de un rato estoy con ustedes. No se
duerman. Tenemos mucho que contarnos. Silvia prepárame un trocito de ese queso de
Artenara que me flipa."
Y ahora, ¿Quién le decía a María que un ratón nos visitaría dentro de un rato?
Los niños se miraron y Lucía dijo: - "¡Estoy deseando conocerlo!"
Daniel y Silvia prefirieron callar. Era muy complicado explicar todo.
María volvió a preguntar: -"¿Quién es Webby?".
De pronto, la Tablet se movía y la pantalla parpadeaba...
Webby estaba al llegar.
10.- ¡Menudo Acertijo!
-“¡Hoooolaaaa!.
¡Ya estoy por aquí!- dijo Webby con ánimo alegre. ¿Amigos nuevos?. ¡ Encantado
de conocerlos! "
-"Hola Webby"- dijeron Silvia y Daniel mientras el pequeño ratón saltaba de la pantalla
y se quedaba de pie en medio de los
niños.
-
“¡Esta habitación me encanta!”- dijo el roedor .
María y Lucía no articulaban
palabra y aunque Lucía sabía de la existencia de Webby estaba asombrada: no
podía imaginar que fuera tan marchoso y chicharachero.
-“Bueno,- dijo Webby- dirigiéndose
en tono burloncete a Silvia.
¿Y mi trozo de Queso Silvia?
¡Manjar de manjares!"
Silvia le dio un trozo de queso de
Artenara mientras Webby se relamía diciendo:
- “¡Bien durito! ¡Me encanta!”
María rompió su timidez y asombro y
preguntó:
- “¿Quién eres? ¿De dónde sales?”
-
“Me llamo Webby pero…creía que ya tus amigos te
habrían puesto al día!”
Los niños se miraron y Daniel se
excusó:
-
“¡Es una larga historia!”
-
María murmuró: -“¡Pues…me gustaría conocerla!”
Lucía interrumpió y preguntó:
-“ ¿Por qué dices
continuamente que en nuestra clase hay magia? ¿dónde? ¿Cómo encontrarla?”
María: - “¿Magia?. ¿Magia en la
clase?.¡Un colegio de magos!. ¡Guau!"
-
“ ¡No pequeña!, ¡No te vengas arriba!, ¡flipas
en colores! ¡Lo que le faltaba a tu profe es una escuela de magia!; aunque conociéndola seguro que se apuntaba! ¡No
es nadie!.”- dijo Webby refiriéndose a la profesora.
Los niños sonrieron imaginándose a
su profesora al estilo Harry Potter.
-“Entonces- dijo Daniel-¿Dónde está
la magia?”
- - “La verdad que yo los creía más
listos”- dijo Webby un poco alterado. “Todos estos días ustedes han recibido
pistas y mensajes…pero no han sido capaces de descubrirla. A ver…repasemos…¿qué
acontecimientos han pasado en estos días? “
Los niños hicieron silencio.
-
“Amigos, dijo el ratón- parece que tienen falta de vista. En estos
días la magia ha pasado por delante de sus narices y ustedes ni se han dado
cuenta.
De verdad, ¿no la han sentido? ¿En
serio que no la han visto? ¿No la han olido?”
Silvia dijo un poco enfadada: “
¡Nos estás tomando el pelo!.¿Y a qué huele la magia?”
-“¡ - "Uf!, ¡A queso de Artenara!”-
respondió Webby riendo y terminando el último bocado.
Este queso es pura magia."
-"En serio…Vamos a pensar
juntos…-prosiguió Webby en un tono más adecuado.
Una
pregunta: ¿Qué es para ustedes la magia?”
-
“¿ Es hacer aparecer cosas donde no hay nada!”-
contestó Daniel.
-
“Convertir una realidad u objeto en otro
diferente”- dijo Silvia después de pensar la pregunta.
-
“Saber hacer pócimas secretas para transformarte
en alguien o en algo”- dijo Silvia.
-
“…Un truco
que es un engaño…”- dijo María mirando a Webby con un poco de descaro.
Webby: -“¡Pues entonces …ya lo
tienen claro!. Con esas definiciones me imagino que tienen claro en donde encontrarán en la clase la magia, ¿no?”
-
¡No entiendo nada!- dijo Daniel bastante
enfadado. Esto es una conversación sin salida.
- "
¡ A pensar!- dijo Webby. Ustedes acaban de
decirme la solución y aún no parecen darse cuenta. Mañana es Domingo. Tienen todo
el día para pensar pero…atentos… abran bien los ojos y denle
al”tarro” porque el Lunes van a necesitar un gran equipo… el Lunes ¡algo
sucederá!.
Se necesitará la ayuda de todos. Atentos… porque allí habrá magia de
la buena.
-Webby- dijo María- “¡ Eres poco
claro!. Así imposible de ponernos las pilas”
¡A pensar!- ordenó el roedor...y Webby…se
marchó.
El fin de semana pasó y llegó el lunes. Daniel, Lucía, Silvia y María se encontraron muy
temprano en el patio del cole.
Habían quedado
antes a ver si con el aire fresco de la mañana encontraban alguna pista.
Sin pedir permiso se fueron a la clase. Buscaron por todas partes por si hubiera algún pasadizo secreto. Miraron por todos los rincones con el deseo de encontrar algún libro mágico, una pócima secreta o algo que indicara que allí había magia.
Estando allí, algo llamó su atención. La clase estaba cerca del baño y se oía como un niño llorar.
Cuando iban a ver que pasaba una profe entraba en el aula y les mandaba al patio diciendo que
estaba prohibido estar allí.
Sonó
el timbre y cuando estaban en la fila para entrar en clase. El director del
centro llegaba con un móvil en la mano. El móvil estaba mojado y estropeado.
Hace un momento una limpiadora lo había encontrado dentro de un water del baño.
El
director venía un poco enfadado. En el colegio estaba prohibido el uso del móvil
y ahora se encontraba uno dentro de un inodoro.
-“¿De
quién es este móvil?”- preguntó. Nadie, absolutamente nadie contestó.
¿A quién pertenecería ese móvil?.
El
director intentó encenderlo. Quería ver si obtenía alguna pista; alguna foto,
algún número.. pero el móvil estaba inservible. Había pasado tiempo de remojo
en el WC y ahora estaba fuera de
servicio para siempre.
La
profe preguntó en el aula si sabíamos algo al respecto pero nadie dijo nada
pero Lucía se dio cuenta de un detalle: Kevin, un chico de la clase, bajaba la
mirada como si quisiera ocultarse. Lucía lo observó durante un rato y cayó en
la cuenta de que hace unas semanas Kevin estaba más apagado y serio que de
costumbre. Lucía decidió estar atenta a su compañero y ver que ocurría. La
clase comenzó. Era la hora de trabajar.
Cuando
la profe lo creyó oportuno dejó tiempo para trabajar en equipo y Lucía
aprovechó para hablar con Silvia y contarle lo que pensaba de Kevin.
"¿Y si es suyo el móvil?"- dijo Silvia.-“¿Por qué no querrá decirlo?."
"¿Y si es suyo el móvil?"- dijo Silvia.-“¿Por qué no querrá decirlo?."
Lucía:"
¡Espera no tenemos pruebas de que él sea el dueño del móvil!. "
Daniel
se había levantado a tirar un papel y Silvia aprovechó para llamarlo a su mesa
y contarle sus sospechas.
Daniel,
resuelto dijo:
-
“ ¿Por qué no hablamos con él en el recreo?".
Y así lo decidieron.
11.- Un acoso en toda regla
El recreo llegó
y nuestros amigos dejaron a un lado las libretas y sacaron su desayuno.
Como cuatro detectives fueron en busca de Kevin.
Tramaron hacerse los encontradizos y remolones para salir del aula dejando que Kevin, saliese el primero sin
sospechar nada.
María dijo: “¡Dejemos que llegue al patio!”.
Nuestros amigos iban detrás dejando una distancia
prudencial como los grandes detectives. De pronto, se pararon en seco… A Kevin
le cortaba el paso: Carlos, un grandullón de sexto que siempre estaba metido en
problemas había parado a Kevin. Parecía enfadado.
Los cuatro aprendices de detective, retrocedieron un poco ,
esperando que Kevin continuara su camino al patio: en ese instante Daniel dijo:
-“¡Tengo que ir al baño urgente. Me hago pis!.”
Lucía dijo: “¡Te esperamos en el patio!”
De pronto Kevin y Carlos retrocedieron. Creyendo que
nadie los estaba observando volvieron sobre sus pasos y se encaminaron al baño
de los chicos.
Llegando al baño Carlos dijo a Kevin:
-
“¡El dire ha visto el móvil!.¡Te dije que lo
cogieras!”
Daniel escuchó la voz de Carlos y
se escondió en el baño. No quería ni respirar para no ser descubierto.
Carlos entró al baño diciendo:
-“¡Te dije que te lo llevaras!. ¡Pedazo de zoquete!. ¡Te
voy a dar una buena paliza!”
Kevin, muerto de miedo y casi llorando contestó:
-“¡Me lo tiraste y rompiste tú!. Mi madre me estaba
esperando. No pude sacarlo del WC y tenía que disimular para que mi madre no me
notara nada.”
- “Pues como digas algo… se te va a caer el pelo. Te
esperaré en la calle y te daré la paliza más grande de tu historia.”- replicó
Carlos. Y continuó: “¿Trajiste la pasta?”
-“¡Sólo pude traerte diez Euros!. No pude robarle más
a mi pobre madre.-Contestó Kevin apenado.
Daniel , escondido, ni respiraba. Estaba presenciando
algo que podía salirle muy caro si aquel matón lo descubría.
Por el contrario, el chico, sin darse cuenta de la presencia de Daniel seguía con sus amenazas:
-“ Si mañana no me traes 50 Euros lo
que se te romperá no será el móvil sino
los dientes”- amenazaba Carlos cogiendo a Kevin por la camiseta.
-“¡Vámonos al patio!. ¡Y no digas nada
enano!.”- ordenó Carlos empujando a Kevin al pasillo.
Daniel, esperó un buen rato hasta
percatarse de que se habían ido. Hasta él tenía miedo.
Sus amigos estarían esperándolo
en el patio y él tenía algo muy fuerte que contarles:
¡UN ACOSO EN TODA REGLA!
Daniel llegó al patio y al verlo sus compañeros le
dijeron:
Lucía: - “¡Traes mala cara!.¿Te duele la barriga?”
Silvia: - “¡Si que has tardado! ¿Estás bien?”
-
- “ ¡Traes tan mala cara y has tardado tanto que
juraría que tienes cagalera!”- dijo María en tono burlón.
Era una realidad. Daniel no sólo había tardado sino
que traía mala cara y parecía un poco asustado; lo que había vivido
en el baño no era precisamente una broma.
Daniel contó a sus amigos lo sucedido.
-“¡Pobre Kevin”!- dijo Silvia.
- “¿Qué vamos a hacer ahora?”- interrogó Lucía.
-“¿Hablamos con el dire? ¿Con la seño?”- preguntó
María.
- Daniel: - “Lo primero vamos a calmarnos”.
- “ Tenemos que pensarlo bien. No nos precipitemos.
No tenemos pruebas ; tenemos la palabra de Daniel contra la de Carlos y él lo
negará.”- pensaba Silvia
-" ¡Hay que trazar un plan!. Recuerden las
palabras de Webby: …”una tarea difícil …necesitarán un equipo…”- Recordaba Lucía.
Quedaban quince minutos de recreo; lo suficiente para
una reunión urgente.
Kevin pertenecía a la clase. El chico lo estaba pasando muy mal y debían ayudarlo.
Los cuatro amigos pidieron permiso y se sentaron en un
lugar apartado del huerto. El sitio era ideal para hablar y pensar de manera
inteligente.
Debían encontrar la forma de defender a su compañero.
Silvia: ¡Debemos pensar en algo que dejara en
evidencia a Carlos! Pero…
Lucía: -“ Eso es…acosar al acosador”.
- “Pero esto es un poco arriesgado para hacerlo
nosotros solos. Kevin está en nuestra clase y creo que debe ser la clase quien
le ayude y defienda.
Todos, sin que él lo sepa debemos participar en el
plan. Además la seño podría ayudarnos. No es la primera vez que nos guarda un
secreto. ¿No les parece?”.- Aportaba María.
Los cuatro asintieron. En una cosa estaban de acuerdo.
La misión no iba a ser fácil y había un compañero pasándolo muy mal. Debían
ayudarlo.
Sonó el timbre y volvieron al aula. María se acercó a
la mesa y dijo a la profe que los cuatro necesitaban hablar con ella a solas de un tema importante.
La profesora atendía siempre las demandas de su
alumnado por lo que salió al pasillo dejándole una tarea a la clase. El resto
del alumnado esperaba e intuía que algo importante había pasado en el recreo.
-“¿Tendrá algo que ver con el móvil de esta mañana?”-
preguntó Gilberto.
-“ A lo mejor saben algo más.!”- dijo Adrián.
Mientras tanto Kevin no levantaba la vista de su
libreta.
Los chicos comentaron con la profe lo que Daniel había
vivido en el cuarto de baño y la
profesora estaba de acuerdo con ellos: debían trazar un plan; un plan tan
inteligente que dejara en evidencia al acosador.
Kevin se sentía mal; estaba tan nervioso que comenzó a
dolerle el estómago y sentía ganas de vomitar.
La profe y los cuatro amigos entraron al aula y Kevin
le dijo a la profe que si podía llamar a casa; se encontraba enfermo.
-¡”Seguramente tienes un virus de estómago!”- dijo la
profe para tranquilizarlo. “Ahora llamo a casa para que te vengan a buscar.”
Era la ocasión perfecta: Si Kevin
se iba a casa podrían comentar lo sucedido al resto de la clase y entre todos
trazar un buen plan.
Después de un rato avisaban que la madre de Kevin había
venido para llevárselo a casa.
¡Era el momento para hablar con todos!. ¡La clase
tenía que ayudar!...pero…¿Cómo?.
“ Chicos, chicas- dijo la seño con un tono bastante serio -hay algo que
deben prometerme que que será un secreto. Siempre he
podido confiar en ustedes. Nunca me han fallado y les pido que por favor ahora
tampoco. Es un tema muy serio…”
La profesora contó lo que había ocurrido en el
recreo.
-
¡Debemos ayudar!- dijo Evelyn- -“¡Debemos dar un
buen escarmiento a Carlos.”
-
“El curso pasado me molestaba también”- dijo
Thais.
-
“¡Vamos a pensar!”- dijo la seño.
Así entre todos fueron aportando
ideas llegando a diseñar un plan infalible:
Kevin debía traer mañana a Carlos 50
euros y seguramente él lo llevaría a algún lugar donde pudiesen estar solos.
Así que nuestro equipo se dividió. Daniel estaría con Robert escondidos en el baño. Lucía, Ginés, Gilberto,
Adrián y Yissenia disimulando en la biblioteca. María, Ainara, Luchi, Alodia,
Katherine y Eva estarían atentos cerca del huerto.
Daniela, Marcos, Thais, Dylan, Ainhoa
y Silvia cubrirían la escalera y el pasillo del comedor.
Airán , Nayara, Martina, Daniela y Evelyn atentos
siguiendo sus movimientos en el patio.
Todos tendrían un móvil… necesitaban pruebas…
audios, fotos…cualquier cosa que demostrara el acoso de Kevin.
Al día siguiente todo estaba preparado. Kevin vino al
cole pero no sospechaba nada.
Sus compañeros estaban decididos a ayudarle sin
que él se diera cuenta y así poder recabar pruebas para defender a su amigo.
Ll LLegó la hora del recreo. La profe estaba muy atenta a
los movimientos de su equipo. Hoy podía ser un gran día para Kevin que sin
saberlo salía con su bocadillo en la mano.
La clase tomó posición en los lugares indicados
esperando disimuladamente la aventura.Carlos ignorando lo que se le venía encima salió en busca de Kevin. Lo paró camino al patio como de costumbre y de malas maneras cosa que disimuladamente pudo grabar Evelyn que venía detrás.
El matón llevó a Kevin de nuevo al baño y allí le dijo:
-
“Enano, ¿Me has traído los cincuenta euros?”
-
“No he podido. Mi madre tenía el dinero en su
bolso y no tuve oportunidad de robarlo.”
Robert y Dani, sin hacer ruido empezaron a grabar la
conversación sin que los dos niños se dieran cuenta.
-
“¡ "¡ A este paso no voy a poder comprarme una
Tablet! Así que vas a tener que robarla para mi.”- Decidía Carlos sin piedad.
-
“¡Yo no puedo hacer eso!”- suplicaba Kevin.
-
“¡Si que puedes o de lo contrario te las verás
conmigo!”
-
“Tu profe tiene una Tablet nueva y me encanta;
la robarás y me la llevarás esta tarde al parque. ¡Te espero allí a las 17:00h, ¿Entendido?”- exigía Carlos
en tono amenazador.
Carlos le dio un empujón a Kevin que salió del golpe
al pasillo. El chico, casi llorando e intentando disimular se fue a la clase.
Quedaba recreo y si no había nadie podría quitarle la Tablet a la seño.
Mientras, Daniel y Robert, salían del baño comprobando
antes de que la grabación había sido un éxito.
Pero… no salían de su asombro. Debían decirle a la
profe que su Tablet iba a desaparecer.
El recreo terminó y antes de entrar a la clase todos
sabían que la operación Salvar a Kevin estaba siendo un éxito.
La profe sabiendo que no tenía su Tablet, entró en
clase pero… no dijo nada. Había quedado c con Daniel, Silvia, Lucía y María.
Irían por la tarde al parque a la hora
indicada por Carlos. Querían nuevas pruebas: sacar fotos y videos que pudieran demostrar
las malas artes de aquel niño.
Eran las cinco de la tarde cuando Kevin llegaba al parque. Nuestros amigos y la profe habían llegado mucho antes y estaban escondidos vigilantes. Vieron llegar a Carlos que parecía buscar a Kevin. Se encontraron y Kevin le dio la Tablet a Carlos llorando y diciendo:
-“ Yo no quiero ser un ladrón”
-“ - ¡Adiós niñato!” – dijo Kevin que con una carrera se
marchó.
Todo quedaba registrado en video. El plan marchaba adelante.
Cuando Kevin se marchó sus compañeros contentos, se fueron también a casa.
Todo quedaba registrado en video. El plan marchaba adelante.
Cuando Kevin se marchó sus compañeros contentos, se fueron también a casa.
Tenían las pruebas. Ahora tocaba hacer sufrir un poco
al matón de Carlos.
Carlos estaba muy contento: tenía una Tablet casi nueva y sin haber gastado ni un Euro.
Llegó a su casa y allí
estaba su padre y como siempre, sentado en un sillón viendo la
tele: su hobby favorito. La madre de Carlos era la única que traía el dinero a
casa. Trabajaba en unos almacenes acarreando mercancía de aquí para allá. A Carlos, el
esfuerzo de mamá le importaba poco; en casa tenía un
claro ejemplo de gandulismo en su padre que ya hacía tres años que había
perdido su trabajo por no querer esforzarse y trabajar.
Cuando la mamá de Carlos llegaba , después de un duro día
de trabajo sólo oía por parte de su marido:
“¡Estabas tardando!. ¡Prepara la cena!”
Carlos veía esto como cosa normal. Su padre, con su
actitud, le enseñaba a aprovecharse del trabajo de los demás; a conseguir las
cosas sin esfuerzo y a utilizar la violencia y las palabras malsonantes para
ser respetado y tener autoridad. Dar miedo era su deporte favorito.
El niño practicaba lo que aprendía en casa con Kevin y
hasta ahora no le iba mal: Había sacado dinero y tenía una Tablet nueva.
La madre de Carlos preparó la cena y se interesó
por su hijo preguntándole por el día en el cole. Carlos hablaba poco en casa y
esquivó muchas de las preguntas de mamá sin darle explicaciones. El muchacho
tenía hoy muchas ganas de irse a su habitación para disfrutar con su nueva
Tablet por lo que se inventó un dolor muy fuerte de cabeza.
Después de cenar, dio las buenas
noches y se encerró, como de costumbre en su cuarto.
Su madre, se quedó en la cocina
lavando los platos y poniendo todo a punto.
El padre de Carlos se sentó de
nuevo en el sofá para continuar con su gran tarea: ver una película.
Ya tarde, el silencio se apoderaba
de la casa. Los padres de Carlos dormían y él seguía investigando la Tablet de
la profe.
o
“ Esta mujer no tiene ni un solo juego”- se dijo.
Carlos intentó
descargarse alguno pero… en su casa no había conexión a internet; su madre no
lo podía pagar… lo que cobraba se le iba en el super, la luz, el agua, … lo
justo y necesario.
- “Cuando pasen unos días me
la llevaré al cole y descargaré
los juegos allí. Mañana estarán todos buscando la Tablet de la tonta de la
profe y no es buena idea tenerla en la mochila”- pensó Carlos apagando la
Tablet y colocándola sobre su mesita de noche.
Así, sin más se dispuso a dormir. Había sido un día en el
que había derrochado muchas energías.
“¡Menudo
totorota!” pensó Carlos imaginando a Kevin
y esbozó una sonrisa.
De pronto la Tablet se encendió y un mensaje en letras
gigantes parpadeaba ante el asombro del niño.
“-¿Quieres jugar?. ¡Entra!”
-“ ¿Qué es esto?- se preguntó Carlos y dijo: ¡Genial!.” Y
entró en el juego.
Al comenzar a jugar en la pantalla aparecían tres puertas y
un mensaje :
Si eliges la
correcta tendrás una gran sorpresa.”
-“¡Pues claro que soy listo!”- dijo Carlos y pinchó sobre
la puerta del medio.
La puerta se abrió y
al abrirse apareció una foto. Carlos estaba alucinando. ¿Cómo podía ser? ¿Cómo
podía estar ahí esa foto?
-“¡Pero… bueno…¿Qué broma es esta?, -se dijo-¡Mañana me cargo a este microbio de un puñetazo!”
¡Era una foto de
Kevin!
Sin esperarlo, Carlos escuchó una gran carcajada. Venía de
la Tablet y nuevamente otro mensaje se
le insinuaba :
“ Si te crees
valiente… pincha sobre la flecha”
Una flecha
parpadeaba y le invitaba a seguir adelante.
- “Yo no tengo miedo a nada”- se
dijo el muchacho y pichó sobre la flecha
pasando a la pantalla siguiente. Allí
le esperaban tres cartas y una breve instrucción:
“Debes elegir una.”
Carlos eligió la tercera y de pronto girándose la carta
apareció una frase:
“No está bien coger
lo que no es tuyo”
Un poco impresionado Carlos se quedó parado.
-¡Casualidad!- pensó. ¡ Se nota que esta Tablet es de la
profe! ¡Qué tontería!
Nuevamente parpadeaba otro mensaje:
“Si quieres ver un
video impresionante y prohibido pincha en la tele adecuada. ¡Alucinarás!”
Carlos ni lo dudó. Un video prohibido…
“¡Esto mola!. ¿De quién será?- pensaba.
“ ¿ Y si es de alguien conocido y le puedo chantajear sacándole
pasta como a Kevin?
¡A ver si hay suerte
y atino a la primera!"- se decía.
Carlos pinchó sobre la tele de la Izquierda y un video
comenzaba… pero… de pronto el niño comenzó a sentirse verdaderamente mal; un
sudor frío caía por su frente…
En el video aparecía
él mismo y se veía a Kevin en el parque
entregándole la Tablet de la profe.
Y de pronto aparecía un nuevo mensaje:
“¿Te ha gustado el juego?”
Carlos no reaccionaba. Estaba en estado de Shock.
Paralizado. Alguien lo tenía bien agarrado. Alguien además de Kevin sabía del
robo de la Tablet. Pero…¿Quién?
Cuando el niño reaccionó apagó la Tablet.
Se metió en la cama y sintió miedo.
Webby lo dejó dormir. La noche era larga y nuestro amigo fue a casa de Daniel que se divirtió de lo lindo cuando el roedor le contó la reacción de Carlos.
También fue a casa de Silvia, Lucía y María.
Estaban dormidas y les dejó sobre la mesita un trozo de tarta de chocolate.
Amaneció. Carlos despertó y lo primero que vio al abrir los
ojos fue la Tablet. Antes de que su madre entrara en su habitación la escondió.
Rápidamente se fue a la ducha. Hoy debía estar muy atento.
Alguien había
seguido sus pasos y parecía que estaba dispuesto a chantajearlo.
-
“¡ Vigilaré a Kevin no sea que se haya ido de la
lengua” - pensó mientras se quitaba el jabón con el agua de la ducha.
Después, preparó sus cosas, cogió el desayuno ; se
despidió de su s padres y puso rumbo al cole.
Al llegar al patio buscó con la mirada a Kevin pero aún no había llegado.
Le preguntó
a un amigo por él y éste le hizo saber de que Kevin estaba enfermo.
Quienes estaban muy puntuales eran Daniel y la mayoría de su clase que contentos
con el resultado de ayer deseaban seguir el plan. Iban ganándole a Carlos con
ventaja pero hoy tenían que continuar
hasta conseguir darle jaque mate.
Daniel invitó a sus compañeros al huerto con el
pretexto de que iban a quitar algunas malas hierbas y a regarlo un poco. Allí
se organizaron. Carlos siempre dejaba tirada su mochila en el suelo del patio .Alodia
y Ainhoa se encargaron de meter en ella la
siguiente nota:
“- Estás
acabado. Te estoy observando y no te dedicas a nada bueno. Se lo diré a
todos”.
Marcos y Robert se encargaron de poner debajo de su
mesa un folio con grandes letras:
“ Todos sabrán
lo que has robado”
Y lo peor de todo: Con la ayuda de la profe dejaron sobre la mesa del director un sobre con el nombre de
Carlos por fuera. Dentro, pusieron un
pendrive con el audio del baño; Carlos se oiría amenazando y pidiéndole a Kevin
los 50 euros y diciéndole que robase la Tablet.
Se moriría de miedo al pensar
que el director pudiera haber escuchado la grabación.
Cuando todo estuvo a punto, el timbre y el silbato del
director anunciaban que había que comenzar la jornada.
Carlos con sus compañeros entraba en su clase sin
saber todas las sorpresas que le
esperaban.
Quiso sacar el estuche y la libreta de su mochila y
encontró la primera nota; disimuló al leerla y miró a todos los compañeros de
su clase.
-“ ¿Será alguno de estos mequetrefes el que sabe más
de la cuenta?”-pensó.
Intentó sacar el libro de lengua de debajo de su mesa y
el folio cayó al suelo con el precioso mensaje: -“Todos sabrán que has robado”.
Al leerlo Carlos se abalanzó sobre
el papel. Casi lo lee su compañera. De nuevo miró a su alrededor y nervioso
pidió permiso para ir al baño. Al salir de clase, justo en la puerta, el
director le entregaba el sobre a su nombre.
“- Carlos- dijo el director- creo que esto es tuyo.”
El muchacho lo cogió. El director preguntó:
-“¿Te encuentras bien?”.
El niño asintió y se fue al cuarto de baño.
Por primera vez se sintió acosado, intimidado. No
tenía ni idea de quien le estaba jugando esta mala pasada. En el baño abrió el
sobre y encontró el pendrive que se guardó en el bolsillo.
Volvió a clase y no podía concentrarse. Kevin no
estaba en el colegio y además era
demasiado cagueta para preparar y maquinar todo ese plan.
No podía pensar. Llegó la hora del recreo y haciéndose
el remolón se quedó en la clase. Su
profesora había dejado el ordenador encendido y no había nadie con él.
Era el
momento de ver que tenía el pendrive:; un audio,
una grabación. Se aseguró que el volumen de los altavoces estuviera bajo y se quedó de piedra: era él, su voz ;
una grabación que lo dejaba por los suelos. Quien quiera que la tuviese en su
poder tenía una verdadera prueba que le permitiría hasta expulsarlo del cole.
Carlos pensó en el director. Se puso blanco como la
pared de pensar que él hubiese escuchado la grabación antes de entregarle el
sobre.
-“¿Qué pensaría mamá de él si lo supiera?”
“¿Qué haría el bruto de su padre si se enteraba?”-
miles de preguntas pasaban por su mente.
De pronto, una profesora que pasaba lo vio en el
ordenador y le preguntó:
- “¿Qué haces?.
¡Vete al patio!”
Carlos sin decir palabra salió.
Situados en lugares estratégicos estaban nuestros
amigos que vieron salir a Carlos de la clase nervioso y blanco como la pared.
Silvia, muy atrevida, le preguntó:
- “Carlos, ¿Te encuentras mal?”.
Pero Carlos, casi sin mirarla le dijo: “¡Me duele la
barriga!.
Cuando Carlos se marchó al patio el equipo de la clase de Kevin celebraba el éxito del
día.
-
“Aún hay que seguir apretándole aún más” - dijo María.
Todos estuvieron de acuerdo y se fueron al patio.
Querían seguir los movimientos de Carlos que pensativo se había sentado en las
gradas del patio.
13.- ¡Jaque mate!
13.- ¡Jaque mate!
Carlos estaba inquieto,
sorprendido, intrigado.
Nunca se hubiera
imaginado que alguien lo controlara de esa forma. Se sentía observado y lo que
peor llevaba era el no saber quién estaba detrás de todo.
Terminó la mañana y como todos
los días se quedó a comer en el cole. No tenía apetito y su aspecto no era muy
bueno.
Al salir del cole más de una vez
miró hacia atrás. Nadie lo seguía pero se sentía observado.
Esa sensación le
agobiaba.
Llegó a casa y como cada tarde su
padre lo saludó recostado en su sillón. Carlos fue a su habitación. No tenía
hambre y se saltó la merienda. Se acostó sobre su cama pensando en todo lo
vivido. Quiso coger la Tablet robada pero le daba miedo. ¿Qué podía hacer ahora?
. A nadie podía contar lo que le pasaba porque si lo hacía quedaría al
descubierto. Estaba en una encrucijada.
Su padre tenía la tele muy alta y el ruido no lo dejaba pensar.
En cambio, Kevin estaba muy
tranquilo en su casa. Mañana volvería al colegio porque estaba mejor y no debía
perder clase. Muchas veces le rondaba por la cabeza la idea de que su profesora
estaría buscando su Tablet por todos lados y se llenaba de tristeza; ella
siempre había sido muy amable con él y no se merecía pasar ese mal trago. El
niño , se sintió muy cobarde; tenía que haberle hecho frente a Carlos pero le
pudo el miedo; tenía que haber hecho público que Carlos lo acosaba continuamente. Se había convertido en un ladrón por ser tan cagueta.
-“Esto no puede seguir así”- pensaba. “¿Qué puedo hacer?”
A su vez, toda la clase de Kevin
se había reunido en el parque: sus
compañeros tenían que dar Jaque mate a Carlos.
-“ Debe probar su propia medicina”-
dijo Martina bastante enfadada.
-“Debemos hacer que se arrepienta
para siempre.”- concluyó Airán.
-“¡Seamos creativos!”- Expresó
Alodia
Gilberto, tuvo una idea: “ ¿ Y si
le ponemos una nota en su mesa diciéndole que si no devuelve la Tablet publicamos
la grabación del baño?
-“¡Eso es!”- tendría que buscarse
la vida para devolver la Tablet y seguramente usaría de nuevo a Kevin.
- Pero- preguntaba Daniela- ¿y si
hablamos con Kevin y le pedimos que se niegue a hacerlo? ¡Tendría que hacerlo
Carlos!.
A todos les pareció bien. Concluyeron
en comenzar mañana mismo la segunda parte del plan. Comenzaba la operación
JAQUE MATE.
Llegó un nuevo día. Nadie había dormido bien
esa noche aunque los motivos eran muy distintos.
El colegio abrió sus puertas como
cada día y el patio se iba llenando de niños y niñas.
Kevin entraba decidido a
plantarle cara a su acosador aunque sólo
pensarlo le daba pánico.
Carlos vio a Kevin pero ni quiso
acercarse. Se sentía observado y vigilado.
Marcos, Ainhoa y Luchi estaban
atentos a los movimientos de Carlos porque a la vez Daniel y Gilberto se
colaban en la clase de sexto y dejaban
la nota bajo su mesa:
“Devuelve la Tablet o publico la
grabación. Todos sabrán la clase de persona que eres."
¡Misión cumplida!- dijeron los niños
al salir de nuevo al patio y en ese momento sonó el timbre. Comenzaba la mañana
que prometía ser interesante.
Todo el Centro comenzaba su
jornada. El alumnado entraba a clase y sacaba el material de trabajo. Nuestro
amigo Carlos intentaba sacar sus libretas cuando un gran folio caía de nuevo al
suelo.
El pánico se apoderó de Carlos.
De nuevo una nota. Disimuladamente cogió la hoja de papel y leyó.
-“¡Devolver la Tablet!- se dijo Carlos. Pensó: “Le diré a Kevin que
lo haga y si hago que lo pillen pensarán que ha sido él …claro que tienen el video del parque donde me da la Tablet y la
grabación del baño …”
Carlos le daba vueltas al asunto
mientras su profesora se esforzaba en explicar matemáticas.
-“¡No encuentro la solución!-
¡Devolveré la Tablet!" pensó.
Casualmente la tenía en su
mochila. En casa no podía descargarse ningún juego y quería aprovechar la WIFI
del cole.
-“ Buscaré
a Kevin en el recreo y le diré que la ponga en su sitio”.
También Kevin había comenzado la jornada escolar. Cada
vez que miraba a su profesora se sentía un ladrón. La pena llenaba su corazón y
no se sentía en paz. Hacía muchos días que no encontraba un motivo para una
sonrisa.
Lucía, sentada a su lado observaba a Kevin y
amigablemente le lanzó una pregunta:
-“¿Te arrepientes?
Kevin contestó rápidamente: -“¿De qué?
-“¡Bien que lo sabes!”- replicó Lucía que continuaba
diciéndole: ¡Yo que tú, sería menos miedica!
Kevin estaba asombrado. Lucía sabía algo pero…¿Hasta
dónde sabía?
El muchacho quedó en silencio pero Lucía no estaba
dispuesta a perder a un amigo y continuó:
“¡Toda la clase está de tu parte y te apoyaremos
siempre!”.
Kevin sintió que era la oportunidad de contar con
alguien; era el momento de expresar el
miedo que le tenía a Carlos.
En ese momento la profe dejaba espacio para trabajar
en grupo cosa que aprovechó Kevin para hablar con Lucía y contarle lo sucedido.
La niña le dijo: “Debes hablar con la profe. Ella quiere ayudarte también.”
“-Hablaré con ella después ”- afirmó Kevin-
ahora, en el patio quiero hablar con el
matón de Carlos.
-¿Te atreverás?”- preguntó Lucía.
Sabiendo que ustedes me apoyan creo que podré hacerlo-
contestó Kevin.
Hora del recreo. Todos salieron al patio.
Disimuladamente la clase de Kevin
se situó estratégicamente en el patio. Como buenos detectives querían
controlar los movimientos de Carlos sin que éste se percatara. Las notas que
habían enviado hablaban en singular,
nunca como grupo por lo que fue fácil hacerle creer a Carlos que estaba vigilado por una persona cuando en realidad lo
observaba una clase entera.
Kevin tampoco sabía el plan y los
compañeros no dijeron nada. Era mejor; así no metería la pata.
Carlos buscó a Kevin y
acercándosele le dijo:
-“¡Enano, tengo un trabajo para
ti!”
Kevin sintió que su corazón latía
muy fuerte pero envalentonándose dijo:
-“No soy un enano y tampoco busco
trabajo”.
Carlos lo fue a coger del cuello
ante aquella respuesta pero se reprimió al pensar que podrían estarle
observando o grabando.
-“¿Cómo te atreves a contestarme
así?- Tienes que volver a poner la Tablet
en la mesa de la profesora.”- dijo el muchacho.
Kevin respondió:
-“Eres un matón pero no eres nadie.
¡Tan sólo un cobarde. ¿Por qué no te atreves y como un hombre vas y devuelves
la Tablet por ti mismo?”
Carlos amenazante ante aquella
respuesta dijo : “¡Te voy a romper hasta el último hueso!”
Y Kevin contestó : -“ Antes te
las tendrás que ver con el director y con tus padres porque soy yo el que desde
ahora no se va a callar: cuando toque la sirena iré con el director y le
contaré todo lo que me ha pasado y si hace falta iré a la policía.
Carlos pegó una patada a una
papelera y se alejó hacia otro lugar del patio.
Kevin se sentía orgulloso de si
mismo. Estaba muy nervioso, el corazón latía más rápido que nunca pero…había
empezado a ser el niño que era.
Por otro lado la pandilla clase
actuaba. Habían colocado otra nota sobre la mesa de Carlos:
-“¡Seguimos observándote, cuídate bien de no tomarla con nadie. Aún no has
devuelto la Tablet. Recuerda que a la
mínima que hagas publicaremos las grabaciones!”
Carlos, de vuelta, se encontraba
la nota que le daba la Bienvenida.
Nervioso y acorralado cogió la Tablet y pidiendo
permiso para ir al baño se encaminó a la clase de Kevin.
- "
¡Entregaré la Tablet diciendo que me la he
encontrado!"- pensó.
Y así, pidió permiso para entrar.
Se dirigió a la profesora y le dijo:
-
“Me he encontrado esta Tablet, ¿Es de alguien de
esta clase?"
La profesora aguantando su enfado ante un niño tan
golfo y mentiroso contestó:
-“¡Es mi Tablet!. ¡Por fin aparece! ¿Dónde estaba?"
-
¡Me la encontré ayer, detrás del sofá del
pasillo!- contestó Carlos.
- "
¡Has sido muy amable y honrado al traerla!.
Muchas gracias."- Contestó la profesora.
Todo el alumnado sabía la verdad y a todos les estaba
costando mucho callarla incluyendo a Kevin que no salía de su asombro.
De pronto, cuando Carlos iba a salir
de la clase, Kevin se levantó y dijo:
-“Seño, tengo algo que decirte.”
Carlos miró a Kevin que estaba
envalentonado mientras que él se sentía verdaderamente aterrado. La situación
no la controlaba. ¿Sería Kevin capaz de delatarlo ante todos?.
Inesperadamente Kevin, de pie , miró
sin temor a Carlos y le preguntó al ver que retrocedía y no se marchaba:
-“¿Quieres contar algo más?"
Carlos dio un portazo a la puerta
y se marchó.
La clase quedó en silencio. Un
silencio tan grande que hasta hacía daño. De pronto la seño se acercó a Kevin y
le dio un abrazo. El chico lo necesitaba. Estaba temblando. Entonces toda la clase rompió en un gran aplauso.
Kevin sintió algo maravilloso: el
perdón de su profe y el apoyo de toda la clase. Se sentía muy feliz.
Todos se sentían orgullosos y
María sin poderse reprimir gritó con gran satisfacción:
Pero faltaba un detalle: Kevin
había cogido del monedero de mamá unos 50 Euros y él quería devolverlos.
A la salida del cole, antes de ir
al comedor buscó a Carlos.
-“¿Qué quieres enano?- preguntó
Carlos.
- Por tu culpa le he robado a mi
madre 50 euros y quiero devolvérselos. Tráeme mañana mi dinero y
estaremos en paz. Sabes que ya no me das miedo. Si no me traes mi dinero diré
todo lo que me has hecho."
Carlos pensó en aplastar de un
puñetazo a Kevin pero no estaba en condiciones de hacerlo. Se sentía vigilado y
acorralado- Kevin parecía estar dispuesto a todo y había alguien que tenía las
pruebas suficientes para su expulsión.
-¡Te lo traigo mañana pero… me
tienes que prometer que no dirás nunca nada de lo que ha pasado!- dijo Carlos
bastante agobiado.
-“¡De acuerdo!- si no me molestas
nunca más, te dejaré en paz.- prometió Kevin.
Carlos sabía que había perdido
toda batalla. Al día siguiente devolvería el dinero a Kevin y lo dejaría en
paz. Quizá así, él se libraría también del personaje misterioso que tenía las
grabaciones y que lo tenía acorralado.
La clase de Kevin decidió guardar
el secreto. Nunca Carlos debía saber que ellos eran los defensores de su
compañero.
La profesora, pidió en privado las grabaciones a Daniel y ella las guardó a buen recaudo.
14. Haciendo
Memoria.
Ya no eran tan pequeños;
diseñando el plan y ayudando a Kevin habían sido capaces de respetarse,
dejar las rivalidades que algunas veces existían y ponerse todos a una.
Superando una dificultad habían crecido y eso hacía que se sintieran
bien.
La profesora a su vez, pensaba igual; junto a su alumnado se superaba cada día
como persona y como docente.
Daniel, María, Lucía y Silvia deseaban volver a
encontrarse con Webby y celebrar lo
sucedido. Pero…¿Y la magia?
¿La magia de la clase? ¿Dónde estaba?
No podían encontrarse de nuevo con el roedor sin dar
respuesta a esas preguntas.
De pronto Daniel se sorprendió; Dylan comentaba en voz
alta: “Hoy he comprendido la magia del equipo. Juntos hemos sido invencibles”.
También a Silvia le había llamado la atención ese
comentario y ambos se miraron con complicidad.
Mientras, la profesora les recordaba que el trimestre
estaba terminando y que pronto iban a dar las notas pero les proponía no sólo
evaluar los conocimientos sino también sus habilidades, sus capacidades… y
todas aquellas tareas que habían
realizado juntos.
Les propuso un trabajito para casa: debían
reunirse en pequeños grupos y realizar una breve síntesis del trimestre buscando
los logros y los aspectos a mejorar de las tareas realizadas tanto a nivel
personal como las realizadas en grupo.
Era viernes Daniel , María
y Lucía planearon quedarse a
dormir en casa de Silvia.
Propusieron hacer juntos la tarea marcada y
así de paso, darle a Webby la oportunidad de que les hiciera una visita.
¡Estaban deseando ver a su amigo ratón!
Por la tarde, la madre de Silvia les preparó una
estupenda merienda.
Después, se fueron a trabajar y juntos comenzaron a repasar el trimestre.
Recordando lo vivido Daniel cuestionó :
-
¿Te acuerdas Silvia cuando me tomaste por
chiflado?
-
“¿Cómo me iba a imaginar que te visitaba un
ratón?”- preguntó Silvia.
-
“Pero…no te reíste de Daniel y supiste guardarle
el secreto”.- dijo Lucía.
-
“¡Eso demuestra lo buena amiga que eres!.
Siempre he pensado que puedo fiarme de ti ”
- afirmó Daniel.
Silvia le devolvió una gran sonrisa.
-
“¡Verdad!”.- dijo María. “Sigamos…”
-
“Y…¿Si ponemos en la tarea que fue un
puntazo dejarnos hacer juntos la Cueva
del Tiempo?. Con ese proyecto pudimos
decidir por nosotros mismos, trabajar en equipo, investigar, aprender, respetar
a todos, ayudar a quienes tenían más
dificultad…
-
¡Sí!- Fue genial. Proyectos así se deben
repetir.- dijo Lucía.- Ojalá siempre fuese así. Darían más ganas de ir al cole.
A veces pienso que los profes deberían ponerse un poco más en nuestro lugar:
¿Cómo pedirle a un niño o a una niña que esté tanto
tiempo sentado/a, callado/a y concentrado/a?
-
“Escribe, escribe… que algo vamos teniendo.”-
Dijo Silvia a Daniel.
-
“El sólo hecho de inventar, investigar, hacer un
decorado…motiva más”- aportaba María.
-
¿Y la Campaña contra el mal uso del plástico?-
Preguntó Lucía.
-
¡Fue un éxito!- dijo Silvia
-
¡Todos colaboramos!- afirmó María.
-
¿Recuerdan el día del Huerto con el pico del Zarapito enganchado en una botella
de plástico?- Preguntó Daniel
-
“¡Siii!”- dijo María. “Ese día fue muy
importante para mí. Gracias a esa aventura comencé a formar parte de la clase.
Me sentí aceptada y que me daban una nueva oportunidad
… hoy tengo amigos y amigas como ustedes.”
-
“¡Y nosotros pudimos conocer tu historia; darnos cuenta de que como tú hay miles de
niños y niñas en campos de refugiados que siendo inocentes deben pagar las
consecuencias de las guerras que se forman en los países.!”- aportó Silvia.
-
“La guerra no lleva a ninguna parte y la pena es
que no terminamos de convencernos.”- replicó con pena María.
-
“¿Vendrá Webby
esta noche?”- preguntó Lucía.
-
“¡Creo que si
pongo un trozo de queso de Artenara al lado de mi Tablet aparecerá ¡”-
dijo riendo Silvia.
-
“¡Lo creo!”- dijo Daniel. “Pero…sigamos…”
-
“Otra cosas positiva ha sido el que la clase se
pusiera de acuerdo para ayudar a Kevin.”- aportaba Lucía.
-
Pues sí. Hemos sido geniales. Nadie se chivó.
Diseñamos juntos el plan…un equipo maravilloso. No se debe acosar a nadie.- dijo Lucía.
-
“¡Estoy muy orgullosa de pertenecer a esta
clase!”- Afirmaba María.
-
“Pues parece que tenemos un montón de cosas
positivas en este trimestre.”- apuntaba Silvia.
-
“Hemos terminado.”- concluyó Daniel.
-
¿Salimos un rato a jugar?- Preguntó Lucía.
Nuestros amigos habían terminado la tarea que la seño
les propuso. Se merecían jugar un rato.
No era la primera vez que se
quedaban en casa de Silvia. Como era
costumbre cenaron juntos y después de ver una peli se fueron a dormir. Como siempre cada uno se acomodó en
la habitación y Silvia puso sobre la silla su Tablet y junto a ella un trozo de
queso.
“- ¡Qué olorcito a queso! ¡Espero que aparezca Webby!”-
dijo María.
-
¡Seguro que no se lo querrá perder!- dijo
Silvia.
Daniel y Lucía sonreían; a Webby le gustaba demasiado
el queso duro de Artenara como para no venir y darle un buen bocadito.
Webby tardaba y los niños se durmieron . El silencio se fue apoderando de la casa. De pronto
un olorcito a tarta de chocolate recién hecha despertaba a María.
Y Allí estaba
Webby calladito, disfrutando, con la
boca llena de queso.
María no pudo contener la risa y dijo: -- -“¿No
pensabas saludarnos?”
-
“¡Claro que sí!”- contestó Webby saboreando el
queso.” Estaban tan dormidos que me daba pena despertarlos.
Además les he traído tarta de chocolate. ”- dijo Webby
con cara de pillo.
Los que estaban durmiendo se despertaron y Silvia dijo
a Webby:
-“¡Buen queso!, ¿eh?”
-“¡Está de muerte!”- respondió Webby.
“Y …hablando de todo un poco…¿Ya han hecho el trabajo
que mandó la profe?
¿Han hecho memoria del trimestre?-“ Preguntó
interesado el roedor.
-
“¡Por supuesto!”-contestó rápidamente Lucía.
-
“¿Y han encontrado la magia de la clase?”-
preguntó desafiante el ratoncito.
Los niños se miraron y sonrieron.
Webby preguntó de nuevo: - “¿Dónde está la magia?
María respondió: Mira Webby creo que voy a ayudarte a
demostrar que en nuestra clase hay magia.
Daniel, Lucía y Silvia se quedaron asombrados. ¿Qué
sabía María?.
María continuó diciendo:
- “En nuestra clase hay magia; la he podido ver cada
vez que supimos respetarnos unos a otros;
se creó la magia en el ambiente el día que fuimos capaces de trabajar en equipo
sin pelearnos y sin rechazar a nadie por
ser diferente montando la cueva del tiempo.”
Daniel pilló la idea y prosiguió :
La magia apareció en el huerto cuando todos aceptamos
que María era nuestra compañera y que tenía la capacidad de ayudar al Zarapito.
Sentimos y olimos la Magia de la
solidaridad con el medio ambiente cuando juntos realizamos la campaña contra el
mal uso del plástico.”
Y continuó Silvia:- ” Ver levantarse a Kevin
sintiéndose libre de Carlos gracias a nuestra ayuda fue un momento increíble y mágico.
-“Magia de verdad, sin trucos fue el plan que como
equipo supimos trazar para que Carlos le devolviera la Tablet a la Profe sin
que ni el director se enterara.”- afirmó Lucía.
“ Y mágico fue el momento en que encontré a estos
amigos. ¿Sabes? Por primera vez en mi vida y después de haberlo pasado tan mal,
tengo amigos de verdad.”- afirmó María.
-
“…y cuando Silvia creyó en mi…-dijo Daniel
mirando a su amiga- … y nos dimos un gran abrazo en el patio.”
Webby estaba impresionado. Los cuatro amigos estaban
en lo cierto habían descubierto la magia de un ambiente, la magia de la clase.
-“Les felicito “-dijo Webby- Se merecen un trocito de
tarta de chocolate.
Han descubierto
que en la clase hay magia y cómo poder lograrla.”
-“Webby- preguntaba María- ¿Sabes algo de Carlos?.”
-“Pues sí. Llegó muy pensativo a su casa y su madre,
al verlo intentó hablar con él. Carlos se sentía muy mal y le contó todo a su
madre desde el principio y ella le animó a empezar de nuevo y el chico decidió
cambiar.
- ¡Qué bien!- dijo Silvia.
“Bueno amigos, debo marcharme. En otra parte del mundo
hay un niño que me está esperando. Espero que mañana la profe se sienta
orgullosa con el trabajo de ustedes.”- dijo Webby sonriendo.
-“ ¿Te veremos en otra ocasión?- preguntó Silvia.”
-
“¡Por supuesto!.-contestó Webby. -¡Tendrán
noticias mías!”
De un salto Webby se metió en la Tablet. Los niños
estuvieron hablando un largo rato y después se quedaron dormidos. Al día
siguiente era domingo y cada uno lo pasó con su familia.
Llegó el lunes y todos fueron al cole. En el patio
vieron a Carlos que se acercaba a Kevin. Disimuladamente se acercaron a
cotillear. Pudieron escuchar a Carlos que pedía perdón a Kevin y éste le perdonaba
diciéndole que no volviera a pasar.
Sonó el timbre y la profesora después de dar los
buenos días propuso poner en común el trabajo de todos los grupos
Ella quería hacer memoria; evaluar el trabajo de
todos.
Daniel, Lucía, Silvia y María expusieron el suyo al
igual que todos los niños de la clase. Todos coincidían en lo mismo. El
trimestre había sido muy rico; habían aprendido muchísimas cosas y había más
positivo que cosas a mejorar.
Al terminar la puesta en común de todos los trabajos
la profe hizo notar que sobre su mesa había un gran caja de forma circular.
-"¿De quién es esta caja?" –preguntó la seño.
Nadie respondió.
Entonces la profesora la abrió.
-“¡Qué maravilla!”- dijo sorprendida mientras sacaba una enorme y rica tarta de
chocolate.
En el fondo de la caja había un mensaje:
“¡Enhorabuena a todos! ¡Se la merecen!"
Firmado: W.”
La profe preguntó: - “¿Quién ha traído esta tarta?.¿Nadie?”
Daniel, Silvia, María y Lucía lo sabían; era la tarta
que Webby les dejaba siempre. Una riquísima tarta de chocolate recién hecha.
La profe no se lo pensó dos veces; seguramente la
habría dejado allí alguna mamá porque alguna acostumbraba a hacerlo. Así que
repartiendo la tarta dijo:
-“¡Chicos, chicas, parece que en mi clase HAY MAGIA!”.